En Sonora se buscan héroes. Sin capa o con ella. Vestidos de civil o con disfraz. Así lo exige la cruda violencia en la entidad.
Esta semana comparto con ustedes el acto heroico del director de la primaria 15 de Septiembre, quien decidió no caer en pánico ante una balacera ocurrida por fuera del plantel, y se dedicó a tranquilizar a los alumnos, que ya se encontraban pecho tierra desde que se oyeron las primeras detonaciones de arma de fuego.
«Son triques (cuetes)», decía a los pequeños para que no cayeran en crisis nerviosa.
Los niños prestaban total atención al docente en jefe porque este iba disfrazado de Papá Noel.
Sí. El héroe de quien les escribo fue Santoclós, porque ese mismo día por la mañana se celebraba la posada escolar. Los niños se animaron, atendieron las órdenes de Papá Noel y, afortunadamente, no resultaron personas lesionadas al interior de la primaria.
La Secretaría de Seguridad Pública en Sonora resaltó sobre el ataque armado que en ningún momento se vulneró la seguridad de la escuela o se tuvo en riesgo alguno la integridad de alumnos o maestros.
La dependencia estatal informó que las detonaciones registradas el viernes 16 de diciembre anterior, en la colonia Las Colinas, de Guaymas, ocurrieron en una vivienda «abandonada» que posiblemente se utilizaba para «consumo de drogas».
Por estos hechos, no se reportaron lesionados y fallecidos, precisó la secretaría.
Y luego explicó: «En la misma colonia hay un plantel educativo que implementó el protocolo establecido por la SEC. En comunicación con el director confirmó a la Secretaría de Seguridad Pública que no se vulneró ni la seguridad del plantel ni la seguridad de los menores».
Las declaraciones oficiales no aminoran en nada las imágenes y videos que de inmediato circularon en redes sociales y fueron noticia nacional.
La prensa del centro del país destacó la diligencia del director, en su traje de santa, que controló para bien la situación.
Se escucha en uno de los tantos videos difundidos que los balazos eran «triques» y que los había dejado en su trineo para tronaran cuando él entrara a los salones.
Reconozco el ingenio del director y su capacidad para enfrentar la difícil situación.
Tengo que escribirlo de forma clara: Las imágenes de niños y maestras con el rostro contra el suelo no fueron poca cosa.
Son una imagen difícil de borrar: La infancia, presente y futuro de nuestro país, con sus cuerpos contra el suelo para no recibir una bala.
No se puede normalizar este nivel de violencia. Es inaceptable
Todavía me recuerdo la indignación pública, de hace un par de años, debido a que bomberos y personal de Protección Civil en Caborca tomaron la iniciativa de acudir a las escuelas para enseñar a los alumnos qué hacer en caso de que se registrara una balacera cerca de ellos, ya sea en el aula, las calles o por sus casas.
La opinión generalizada era que estos cursos eran un tanto exagerados o creaban una psicosis mayor ante las violencia experimentada en La Perla del Desierto de Altar.
A fin de aminorar el supuesto impacto negativo de esta información que se daba a estudiantes, le impusieron la condición que solo se darían estos cursos a los planteles educativos, organizaciones o empresas que lo solicitaran por escrito y formalmente al Ayuntamiento de Caborca.
¿Saben qué? Esa iniciativa ciudadana, de Bomberos y Protección Civil, es hoy un protocolo de actuación oficial en aquella ciudad. También la Secretaría de Educación y Cultura retomó esta información y consolidó su propio protocolo ante un ataque armado.
La violencia trastoca el tejido social. El deseo es que no ocurran más de estos trágicos episodios en escuelas, sin embargo en este mes, han ocurrido dos de estos hechos violentos junto a escuelas.
El otro fue apenas el 6 de diciembre anterior. En esa ocasión una maestra se vistió de heroína.
Se vio obligada a cantar la canción Shake it off, de la artista estadunidense, Taylor Swift.
Los niños fueron sensibles a las instrucciones de la maestra y por tal motivo hablamos de una heroína sin capa y no de una tragedia mayúscula.
La Siguiente Pregunta es: ¿Qué haría usted si se encontrara en medio del fuego cruzado entre delincuentes?
No se sabe.
Apreciado lector cuídese de las balas, que nos leemos el otro lunes.