Pablo Beltrán
¡El avión…!
Y vaya que no se ocupa de ser perito en aeronáutica o finanzas para entender lo que sucede en el ámbito de los vuelos y aeropuertos en este país, sobre todo en la hoy conocida como la “Pista de la Fantasía”, la cual a pesar de los muchos reflectores que ha tenido, aun así, no ha logrado despuntar en forma adecuada a fin de convertirse en un sitio funcional, motivo por el cual sus creadores hacen hasta lo imposible para demostrar que no estaban equivocados.
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), cuyo nombre es en honor del mejor artillero de la revolución (aliado de Francisco Villa), costó al erario la suma de 74 mil 535 millones de pesos, conforme a los datos oficiales del gobierno federal –otros datos señalan los 115 mil 981 millones – y para nadie es un secreto que para llevar a cabo esta obra se interrumpió la que se llevaba a cabo en el sexenio anterior, esto es, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México ( NAICM), a localizarse en la zona de Texcoco, a quince minutos del centro de la ciudad.
Pues bueno, de los primeros movimientos de este sexenio, fue echar a volar una consulta/encuesta –algo subrepticia- desapegada de la Ley Federal de Consulta Popular u otros instrumentos de participación ciudadana, en donde se determinó que ya no se continuaría con la obra, para acto seguido anunciarse que iban sobre Santa Lucía, contiguo al campo de la fuerza aérea, a construir el ya famoso AIFA, mismo que se ubica a una hora aproximadamente de la Ciudad de México, en los casos de no mucho tránsito vehicular. Curiosamente en mayo de 2021 –en plena construcción- se reformó el artículo 11 de la ley antes citada, para establecer que no podrán ser objeto de consulta popular las obras de infraestructura en ejecución.
Sobre el AIFA se han centrado muchas críticas, respecto a la calidad de la obra, la distancia a la capital, los pocos vuelos internacionales, la falta de ocupación de los locales comerciales y restaurantes, la carencia de transporte eficiente hacia CDMX, la inseguridad de la zona, aunado a que sobre este aeropuerto recae también la degradación a categoría 2 de la aeronáutica mexicana, que incide en la oferta de vuelos hacia Estados Unidos.
Así pues, de las últimas noticias polémicas fue la invitación del presidente AMLO a su homólogo Joe Biden, para que en la reciente Cumbre de las Américas aterrizara a bordo del Air Force One en la pista del Felipe Ángeles, lo que de inicio no fue muy bien atendido por la comitiva norteamericana, para luego dar el sí, después del Operativo Culiacanazo Dos, lo que dio un buen viraje en el estado de ánimo del mandatario gringo.
Y ahora resulta, que dentro de la suma de “decretazos” se asoma el seguir desvencijando el tradicional y todavía funcional Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el cual a pesar de que ya se le ha ido quitando hasta el quince por ciento de las operaciones aéreas, ahora viene lo relativo a suprimirle la actividad de carga de mercancías, para así llevarlas al recién construido AIFA, a fin de “vitalizarlo”. Y conste que no se trata de cosa menor, pues el tráfico de mercancías, sobre todo de nivel internacional, tiene toda una logística especializada y no se trata de “enchílame otra”.
Un sector de la economía va a sufrir las consecuencias y la Cámara Nacional de Aerotransporte ya puso el grito en el cielo, pues además el proyecto de decreto establece la mudanza al lejano Santa Lucía en un plazo de noventa días a partir de la publicación, a lo que las aerolíneas –no muy contentas- señalan que se requiere un plazo mínimo de 360 días naturales para llevar a cabo una eficiente migración, a fin de que otros aeropuertos y proveedores de servicios paulatinamente vayan asimilando la situación.
Ya es hora de que en cierto tipo de medidas se antepongan los aspectos técnicos y financieros, por encima de las decisiones meramente políticas –con matices de filosofía a la Tattoo-, pues de no ser así, se corre el riesgo de que la aeronáutica mexicana se degrade aún más, lo que ineludiblemente impactaría el aspecto del turismo, pero ahora además, a las operaciones comerciales con otros países, de ahí que en la traducción numérica, nos pudiéramos colocar en una isla…y de la tragicomedia…
LA ENCRUCIJADA DEL TABACO. Y lo que ha dado también mucho de qué hablar lo es la entrada en vigor de la reforma al Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco, la cual contiene aspectos bastantes restrictivos muy por encima de los que pretende regular la ley misma.
La sociedad antitabaco está de plácemes, pero los usuarios se encuentran un tanto desconcertados, pues con estas nuevas disposiciones casi se ocupa subirse a un cerro para echar fumarolas. Se ha perdido de vista que los reglamentos deben de adecuarse a la ley a la que se relacionan, precisando y aclarando alcances de ésta, pero de ninguna manera insertando mayores aspectos prohibitivos. Por lo pronto la cadena Wal-Mart ya se animó en acudir al juicio de amparo contra normas generales (leyes) y así lo harán otros sucesivamente, pues como dicen los abogados, al parecer “hay materia”.
UNISON EN CAPILLA. Y donde se dice vienen vendavales, lo será muy próximamente por rumbos de la Universidad de Sonora, en donde se pretende echar abajo –vía legislativo- la noventera y perfectible Ley 4 para pasar a un esquema aún más complicado y de control estatal.
Ya se menciona por algunos politólogos y comunicadores, que se pretende modificar la parte orgánica, de tal suerte que tanto el ejecutivo y el legislativo tengan un importante control sobre el alma mater, tanto en el nombramiento del rector y directivos, como en el devenir en la toma de decisiones relevantes a través de métodos utilizados en la política partidaria. Esperemos que en el corto plazo la palabra “autonomía” no vaya a pasar a ser solo alegoría y termine siendo letra muerta.
En calidad de mientras, el búho ya se encuentra ululando…
HUMO BLANCO EN ECONOMÍA ESTATAL. Pues resulta que ahora en la semana se incorpora conocida dama cajemense al gabinete del gobernador Durazo. Se sube a la palestra de la administración pública en Sonora, ni más ni menos que la señora Margarita Vélez de Mariscal (ex primera dama en el trienio 2018-2021), la cual queda en la posición de secretaria de Economía, dejando así la diputación local que ostentaba hasta hace apenas unos días.
Por supuesto que los mariscalistas están de fiesta y se dice por algunos de ellos que ya tendrán su nueva ruta de acceso, mencionándose para la representación de la dependencia en Cajeme, al ex secretario de Desarrollo Urbano, José Carlos Galindo, el cual se cree pudiera utilizar su silla como plataforma para alcanzar la otra silla -la cercana a Catedral-, aunque otros señalan que el viable pudiera ser Fernando Durazo Picos, ya con experiencia en el tema. Se dice, además, que otros que también estuvieron en el “ojo del huracán” acompañarán a la nueva funcionaria en esta nueva aventura, la cual no será nada fácil, aun y cuando al parecer se haya tenido como padrino a un personaje que tiene mucha ascendencia sobre el gober, de iniciales MSR, del cual no logramos aun identificar su nombre.
Que lo averigüe Vargas…