Milton Martínez Estrada

La muerte señorea en Sonora

La hiperdifusión de las muertes violentas en Sonora se apodera de las redes sociales y los medios de comunicación.

El término de la semana anterior y el inicio de esta nos trajo la noticia que una pareja fue quemada viva al interior de una alcantarilla.

La información alcanzó la relevancia nacional cuando El Universal difundió la trágica noticia.

Ese mismo informe periodístico también consignaba que el presunto doble homicida había sido detenido en los alrededores de la zona habitacional donde se perpetró el ataque.

Se vuelve impostergable el análisis de los altos niveles de violencia en nuestra entidad.

Apenas la semana anterior les relataba el asesinato de la bebé Ingrid, quien contaba con unos meses de nacida y ya había sido víctima mortal en un ataque armado.

Siete días después, en este espacio de La Siguiente Pregunta, me veo obligado de la frialdad de un doble asesinato.

Dos personas prendidas en llamas al interior de una alcantarilla en Hermosillo.

La fiscalía sonorense informó de esta tragedia 24 horas después. Nos dice que este doble asesinato se debió a la celotipia.

Sí. La autoridad establece, de manera preliminar, que una riña por asuntos sentimentales derivó en un hombre y una mujer indigentes privados de su vida el sábado pasado en Hermosillo.

La muerte de esta pareja incinerada fue producto de asfixia por inhalación de humo.

«Los cuerpos de las dos personas en condición de calle fueron encontrados con quemaduras en el interior de una alcantarilla que utilizaban para dormir en la colonia Altaria», consigna el boletín de prensa.

Y adelanta: «Personal de Seguridad Pública Municipal de Hermosillo detuvo a uno de dos probables responsables, también indigente, quien es investigado por la Fiscalía por estos hechos».

En las primeras entrevistas, añade el comunicado, se desprendió que uno de los individuos, actualmente prófugo, tenía días buscando a la víctima quien era su expareja, con el propósito de privarla de la vida, porque estaba en unión con otra persona.

Esta es la realidad que se vive en Sonora; desde el sur al norte; del oriente al poniente.

Se preguntarán por qué he titulado esta columna «La muerte señorea en Sonora», bueno porque justo cuando les escribía este despacho, la colega Nubia Uriarte, compartió un video a través de su Twitter, en el que la imagen de la Santa Muerte lideraba una procesión automovilística por el centro de Nogales a ritmo de tambora.

Su culto y rosario de muertes es inocultable en nuestro querido estado.

Les escribo de nuevo el próximo lunes.

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