Pablo Beltrán

¿La última palada?

Y precisamente cuando los agricultores del norte del país, han expresados sendas inconformidades por la falta de apoyo al campo y en lo relativo a los precios de garantía, ahora resulta que se anuncia la extinción de la Financiera Nacional del Desarrollo (FND), en el momento menos indicado, pues aun ante los estertores de la actividad, se da una especie de ultima estocada, esto es, ante la falta de liquidez y la ausencia de créditos –o de las ministraciones ya aprobadas- las cosas se pondrán color de hormiga, de ahí que en los meses venideros se verán las posibles consecuencias.

Evidentemente que los países de avanzada han apoyado siempre al sector primario, no solo con créditos, sino hasta con apoyos directos, por ser el inicio de una cadena, que lleva de la mano a las subsecuentes para el desarrollo nacional.

No es sencillo, pero ante la muy probable quiebra del campo mexicano, es igual de probable que se venga una espiral inflacionaria endemoniada, en donde ricos, medianos y pobres saldrían raspados, en la inteligencia de que los más vulnerables, los cuales han alcanzados pensiones asistencialistas, no tendrán el dinero suficiente para satisfacer ni las mínimas necesidades, pues es bien sabido de que en las hiperinflaciones el dinero se convierte en papilla.

El titular del ejecutivo federal dio sus argumentos un poco extraños sobre los motivos que llevan a desaparecer a la institución, enunciando a la corrupción, para no variar. Sin embargo, de ser ese el caso, no vemos a la fecha que se haya anunciado la extinción de Segalmex u otros entes públicos con señalamientos concretos. 

Así las cosas, de pronósticos reservados los vendavales venideros y que Diosito agarre confesados a los habitantes de las ciudades que dependen en demasía del sector agrícola, como el caso de Cajeme, en donde hasta el más chico gastaba su tostón…gastaba, conste.                    

VIENTOS HURACANADOS. Y vaya que estos días previos del calendario han dado mucho de qué hablar, pero sobre todo han arqueado las cejas de más de tres, pues definitivamente en el espectro político nacional el horno ya no está para bollos.

Ahí está el caso del plan de defenestración en ciernes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, lo cual indica definitivamente un certero golpe a la democracia, ya que en la vía jurisdiccional se han dirimido situaciones de la manera más civilizada, pues precisamente el acceso efectivo a la jurisdicción fue lo que precisamente erradicó la venganza privada hace ya centurias y por supuesto que el tribunal viene a ser un catalizador ante los ánimos caldeados en virtud de los resultados de las contiendas comiciales.

Con la reforma pretendida, se pudiera dar al traste con la facultad de emitir sentencias sobre decisiones tomadas en el seno de los partidos relativos a paridad de género, selección de dirigencias y de candidatos; amén de que le pega de igual manera a derechos reconocidos a grupos vulnerables, como el caso de eliminación de las acciones afirmativas, a través de las cuales se busca piso parejo

Y digo, menos mal que no se trata de desaparecer al tribunal, pero si menguarlo en sus facultades, en donde la idea del partido oficialista –al parecer con el apoyo de PRI y PAN- es además quitarle “dientes”, a fin de que se encuentre limitado a la hora de la imposición de sanciones, sobre todo en el caso de la nulidad de candidaturas.

En pleno siglo XXI, ya no es posible que, por caprichos de la partidocracia, se venga abajo todo un andamiaje institucional que opera como reloj suizo, a pesar de los errores que como humanos pudieran tener en ocasiones los magistrados. Definitivamente es mejor tener un tribunal fuerte, robusto, impecable, a que pase solamente a ser una mera figura decorativa de la hoy vapuleada democracia mexicana.

OPACIDAD AL ALZA. Y por donde también se ven barruntos de tormenta es por los rumbos del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), el cual por la falta de dos de sus comisionados ya se encuentra en estado ´limbótico´, pues no se puede sesionar sin el Pleno completo, que en el caso se integra por siete personas.

El punto álgido es que la aprobación de los consejeros del instituto debe de pasar forzosamente por el crisol del Senado de la República, órgano legislativo el cual ya había nombrado hace algunas semanas a esos dos consejeros, pero con la novedad de que el Presidente de la República ejerció una especie de veto, por aspectos de negociaciones políticas mal vistas, lo que impidió la asunción de ambos.

Por lo pronto y en calidad de mientras, cientos de recursos interpuestos en virtud de negativas del gobierno federal de dar respuesta, ahí quedarán varados hasta entonces no se complete el cuerpo de consejeros y por ende la transparencia mexicana va a caer en una parálisis, lo que el oficialismo al parecer no ve tan mal, ya que la “levantada de faldillas” está a la orden del día.

Para acabarla de amolar, como dicen algunos, trascendió que el secretario de Gobernación expresó al grupo parlamentario de Morena en el Senado que el tema de los consejeros de INAI no era prioridad; pero para rematarla, el senador Félix Salgado Macedonio, manifestó abiertamente de forma similar, aunque de forma muy elocuente: “¿cuándo se van a nombrar?, ¿saben cuándo?… cuando nosotros digamos…”.

Sin palabras…

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