Guillermo Ochoa
EL TIEMPO
Debido a que Sonora es el principal productor de trigo a nivel nacional, y que además se establece una gran superficie de maíz, sería uno de los más afectados por los bajos precios que presentan los granos en la Bolsa de Chicago, y que hasta al momento siguen sin repuntar.
Al cierre de esta semana, según el analista Samuel Sarmiento los futuros de trigo a julio del 2023 perdieron 6.2 dólares para ubicarse en 254.54 dólares, lo que significa un ingreso estimado al productor de $5,189 por tonelada de trigo cristalino y de $ 5,207 por tonelada de trigo panificable (considerando las BASES de 33 y 34 dólares propuestas por Segalmex para los estados de Sinaloa y Sonora).
En el caso de maíz los futuros de maíz a julio del 2023 perdieron 3.1 dólares para ubicarse en 250.58 dólares, lo que significa un ingreso estimado al productor de $5,622 por tonelada de maíz (considerando la BASE de 61 dólares propuesta por Segalmex).
Añade que debido a las gestiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), finalmente Rusia levantó el bloqueo de las inspecciones de barcos en el Mar Negro, lo que permitirá continuar la salida de maíz y trigo desde Ucrania, información que envía señales bajistas al mercado internacional.
Cabe señalar que solamente en el Valle del Yaqui, se establecieron 138,190.42 hectáreas de trigo y de maíz 34,204.94, por lo que gran parte de la producción estaría a la deriva, debido a esto la urgencia de que el Gobierno Federal apoye a los hombres del campo.
Explican que los altos costos de producción han golpeado la actividad, un ejemplo de eso es que la tonelada de amoniaco el año pasado tenía un valor aproximado de 10 a 12 mil pesos, y en este 2023 su precio es prácticamente el doble.
Debido a eso, los productores están solicitando un pago de 8 mil pesos para el trigo y de 7 mil para el maíz por tonelada, ya que afirman, es la única forma de que puedan solventar sus gastos.
De no ser escuchados han amenazado con tomar las calles la otra semana. Incluso el día jueves marcharon por las oficinas de la Sader, como señal de advertencia.