Pablo Beltrán
TNT
Y por si fuera poco la campaña de solo hace semanas en contra del INE, con su larga historia de tragicomedia, en la semana que corre se vinieron varias embestidas titiriteras de parte de la fracción de Morena en el Congreso, en donde le dieron los santos óleos a varias instituciones que funcionaban y funcionaban bien, pues pareciera ser que sólo se trata de dejar incólume al régimen centralizado, como un bloque monolítico, tirando a la borda el modelo exitoso de desconcentración del poder –monopolizado- y dando una fuerte estocada a las instituciones especializadas.
En el intento de una administración pública federal que pueda ser controlada en forma singular, con matices similares al priismo hegemónico del siglo pasado, se han suscitado incongruencias enormes, pues en el caso de los actores políticos del oficialismo, habría que voltear hacia el pasado reciente y ver que muchos de ellos participaron bajo otras siglas de izquierda –PRD- en conjunto con el PAN y otros partidos, para ponerle un freno al poder absoluto y fue así que se fueron confeccionando instituciones nobles y eficaces, en algunos casos con patente nacional y en otros importándolas del exterior con la consabida tropicalización.
Pues así las cosas, en el paso por la guillotina –y grillotina- legislativa (diputados) pasaron a “mejor vida”, la financiera rural (FND), al CONACyT, e incluso al INSABI, que aunque creado por los actuales retomaba algo del Seguro Popular, por lo que en este último caso se reconoce tácitamente el fracaso de esa mutación con sello propio. Ya el senado les dará la última palada.
En el cadalso parlamentario esperan también su último respiro, el Sistema Nacional Anticorrupción, así como una serie de órganos desconcentrados y organismos descentralizados, como: la Coordinación General de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescente, el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, el Fideicomiso del Fomento Minero, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía, el Instituto Mexicano de la Juventud, el Instituto Nacional de la Economía Social, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas Discapacitadas y el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia.
Ya varias organizaciones de la sociedad civil han pegado el grito en el cielo y se cree que esta faena estará bastante álgida, aunque a fin de cuentas la receta del mayoriteo pesa más que la razón.
Y por si lo anterior fuera poco lo anterior, por los rumbos del Senado siguió la zancadilla contra el INAI, ya que hasta ayer en la tarde no se lograba el acuerdo para sacar cuando menos a los comisionados necesarios para que el órgano pueda sesionar. Ante tal situación, la oposición tomó el pleno desde el jueves por la noche.
Dentro de estos zipizapes de la semana, no faltó el “oso” del también dinamitero Alejandro Armenta Mier, quien en afán de complacencia -otra vez- al “poder supremo” propusiera la desaparición del Instituto de Acceso a la Información y Datos Personales, que ni más ni menos resulta ser un órgano autónomo constitucional (de mayor calado que todos los antes mencionados), queriendo así tratar de “tronar” al órgano garante del artículo 6 de la Carta Magna. “Que no sirve”, han dicho por cierto desde el púlpito mañanero, pero claro que por razones obvias nadie espera que los que gobiernan lo amen.
Lo de “oso” viene a cuento porque el legislador primero dijo que la función del INAI la podían llevar a la Secretaría de la Función Público, para luego chimoltrufeando afirmar que su paso sería mejor hacia la Auditoría Superior de la Federación. Por lo pronto la transparencia mexicana se encuentra paralizada, por lo que a río revuelto ganancia de los opacos.
Y vaya que en el mundo de los matices, en el caso de los congresistas alcahuetes, al parecer el gris es su color. Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de…
CORTE A LA CORTE. Y donde se vino un capítulo al estilo Lope de Vega, pero al estilo pedorrillo, lo fue por los rumbos de Pino Suárez, por ahí en el Centro Histórico de CDMX, ya que una multitud furibunda y lógicamente muy dirigida desde los centros neurálgicos del poder, se aprestó en la semana a hacer una especie de motín o toma del edificio sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, bajo vociferaciones muy estériles, increpando al máximo tribunal de sus últimas resoluciones jurisdiccionales relevantes y de otras, que no son del agrado de los marchantes. Por supuesto que no pueden ser el agrado argumentos inentendibles para quienes pretenden llevar a la arena política ciertos temas que son eminentemente de la ciencia jurídica y que poco o nada tienen que ver con la ideología que se pretende imponer, sino que solo se ligan al respeto y protección de la constitución y de las leyes de que aquella emanan…eso con todo y los errores humanos de los togados dentro del ejercicio de una ciencia no exacta.
Este movimiento émulo de Fuenteovejuna, impulsado por quienes carecen de dialéctica, sólo obedece a la intención de intimidar al único poder de la república que se ha mantenido firme en el sistema de frenos y contrapesos, que a la sazón ha evitado que “algunitos” se vayan de bruces y caigan en la tentación del autoritarismo o la dictadura, pues no hay que olvidar que hoy en día no pocos adoran con frenesí a los regímenes de Rusia, China, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Pues a ver en qué queda esto, pero finalmente el mundo de los intelectuales, académicos, abogados y de la gente sensata, se han solidarizado con el Poder Judicial de la Federación, que si acaso no es el último reducto de la fe republicana, cuando menos es la única liana que queda para colgarse a respirar –aún- aires de libertad.
Ufff…