Alumnos de secundaria que no saben leer y desconocen las tablas de multiplicar; niños en primaria que no identifican siquiera las vocales o que aún tienen miedo de acudir a la escuela son ejemplo de las problemáticas que, a casi dos años del retorno a las aulas tras la pandemia de covid-19, persisten en las escuelas mexicanas.
Aunque el regreso a las clases presenciales ayudó a retomar la normalidad, aún falta solventar rezagos que se agudizaron durante el confinamiento por la emergencia sanitaria.
Educadoras y profesores de primaria y secundaria señalan que, en el caso de los más pequeños, la habilidad motriz fina y gruesa no está desarrollada conforme a lo que se esperaría para su edad, mientras que en los más grandes se observan carencias en razonamiento matemático, lenguaje, comunicación, lectura y escritura.
De un grupo de 30 alumnos se puede decir que cinco son los que logran los aprendizajes esperados; 15 hacen las actividades, cumplen y obtienen una evaluación, pero realmente no están aprendiendo, y diez pasan porque el sistema así lo pide, aunque no realicen las actividades ni obtengan un aprendizaje. Son cifras que se ven muy exageradas pero ésa es nuestra realidad”, explica Elizabeth Jiménez, docente de Español en una escuela secundaria de Veracruz.
Señala que, en su plantel, a este curso escolar ingresaron a primero de secundaria dos adolescentes que no saben leer, mientras que otro de segundo está en la misma situación y fue pasando de grado debido a la orden de no reprobar a ningún alumno. “Así como llegó de la primaria, nosotros lo enviaremos a la preparatoria”, lamenta.
Profesores de otras entidades como Nuevo León, Hidalgo, Sonora y Ciudad de México, que relatan historias similares, consideran que el rezago no es sólo a raíz de la pandemia, sino que ya existía y se agravó.