Fabiola Navarro / MO
Nueve años han pasado desde que contrajeron matrimonio Erika Villarreal y Jesús Escalante, procreando a tres hijos que actualmente tienen 6 y 3 años de edad, mientras que la más pequeña 10 meses; sin embargo, por falta de recursos económicos no habían podido celebrar una boda.
Su primogénito sufría de ataques epilépticos, por lo que lo poco que lograban ahorrar para la boda se iba en gastos médicos. Cuando al fin reunieron el dinero, el padre de Erika tuvo que ser intervenido quirúrgicamente y ella no lo pensó, dio todo su ahorro; sin embargo, sus sueños no se truncarían de nuevo.
Vestida ella con su ajuar de novia y él de manera muy formal y al ver que un chofer de uber no los quisieron subir, nada les impediría esta vez celebrar la boda y decidieron trasladarse a su Iglesia a bordo de un camión suburbano de Cócorit.
“No quisieron subirnos porque éramos varios y yo no me podía sentar en el asiento de adelante, miré que venía el camión de Cócorit, me subí el vestido, miré que faltaban 25 minutos y pensé, se me va a hacer tarde”, comentó Erika.
Por la tarde, celebraron con un pequeño convivio en el frente de su humilde vivienda en Villa Bonita, sin importar no tener una fiesta en grande.
Erika es comerciante y vende dulces, sin embargo, no ha podido surtirse por falta de dinero, mientras que Jesús trabaja en una frutería del Mercadito Unión.