BUDAPEST. En unos 100 metros muy abiertos, el estadunidense Noah Lyles se coronó finalmente como nuevo campeón del mundo en la prueba reina de la velocidad, en Budapest.

Como de costumbre en el día de la final de los 100 metros de un gran evento de atletismo, todo parece quedar eclipsado ante la tensión que rodea a la batalla por ser el atleta más rápido del mundo. En esta ocasión se añadía la incertidumbre ante una carrera con una larga lista de candidatos y sin un favorito claro.

Durante meses se esperaba un duelo entre el estadunidense Fred Kerley, campeón mundial el año pasado, y el italiano Marcell Jacobs, campeón olímpico, pero nada más lejos de la realidad: ambos quedaron fuera en las semifinales.

Lyles voló a la victoria con su crono de 9.83 segundos, que le permitió colgarse el ansiado oro, relegando al joven botsuano Letsile Tebogo a la plata y al británico Zharnel Hughes al bronce. Ambos con 9.88 y desempatados por las milésimas de segundo.

Dijeron que no podía lograrse. Dijeron que no era el elegido. Pero gracias a Dios, lo soy”, afirmó Lyles nada más conocer su victoria, dirigiéndose a una cámara en la pista.

Es el cuarto título mundial de 100 metros varoniles para un estadunidense, para cuatro atletas diferentes. Ahora, Lyles tratará de lograr su tercer oro mundial seguido en los 200 metros para confirmar su gran papel.

La velocidad tiene otra cita importante la jornada de hoy con la final de los 100 metros femeniles, donde las jamaicanas Shelly-Ann Fraser-Pryce y Shericka Jackson, y la estadunidense Sha’Carri Richardson son las favoritas.

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