La primera victoria de Jaime Lozano como entrenador oficial de la Selección Mexicana llegó en el tercer partido amistoso.

Sí, la tercera fue la vencida y sucedió ante un rival que puso su resistencia, pero se fue extraviando en el partido, sobre todo cuando llegó el primer gol.

México se impuso por 2-0, dejó un grato sabor en Charlotte ante 61 mil personas y empieza a ganar en confianza.

De inicio, el equipo que mandó Jaime Lozano también tiene mensajes claros, uno de ellos que, al menos contra Ghana su estructura de equipo se basa en jugadores concretos: Guillermo Ochoa, César Montes, Johan Vásquez, Edson Álvarez, Luis Chávez e Hirving Lozano y que hay también un respeto y/o reconocimiento a jerarquías como la de Raúl Jiménez.

Sí, el equipo de Lozano muestra algunos destellos de lo que pretende como estructura de juego, pero no lo termina de aterrizar, en parte porque hay jugadores que están lejos de un nivel óptimo, uno de ellos Luis Chávez, quien no muestra ese sentimiento que alcanzó en el Mundial de Qatar, y en varias jugadas llegó a destiempo.

Otro Hirving Lozano, quien pasa más tiempo enfrascado en situaciones que no le ayudan, y cuando tiene la posibilidad de ir al encare, esa suerte que lo convirtió en un jugador desequilibrante no logra progresar, se estrella contra un muro o bien toma malas decisiones.

Misma situación de Orbelín Pineda, quien una y otra vez hace una jugada extra.

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