Otis no sólo devastó hace un mes los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez.
El huracán categoría 5 también golpeó las zonas rocosas de las playas del océano Pacífico en las que viven peces, crustáceos y gusanos de diversas especies, además de generar corrientes intensas que rompieron ecosistemas marinos, explicó David Salas, especialista en oceanografía física.
En entrevista con Excélsior, el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM indicó que Otis también alteró la arena de las playas, lo que impide que las tortugas vuelvan a desovar en ellas, sin contar las toneladas de basura que el meteoro arrojó al mar. Además, esos desechos pueden ser consumidos por los animales marinos y golpear los sistemas arrecifales.
Ya dos meses antes de que el huracán impactara las costas de Guerrero, expertos alertaron en un mapeo de la muerte de arrecifes de coral por el aumento de las temperaturas, como efecto del cambio climático y El Niño.
El pasado 25 de octubre el huracán, de categoría 5, golpeó la costa, dejando al menos 50 muertos y cuantiosos daños materiales, principalmente en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez. Pero la afectación no se reduce a ello, el ecosistema marino fue otra de sus víctimas.
Otis golpeó las zonas rocosas de las playas del Pacífico, en las que viven muchos organismos, peces, pequeños cangrejos, gusanos que son genéticamente primos de los gusanos de tierra, cuando un huracán de esa fuerza impacta, rompe partes de esas zonas rocosas o generan corrientes muy intensas que penetran en los huecos donde habitan estas especies, rompiendo su ecosistema”, afirmó el oceanógrafo David Salas.