Dayan Lagarda / MO

Labores realizadas por mujeres hacia familiares y en algunos casos a miembros de su comunidad, muchas veces no tienen una retribución económica y se les considera como trabajo no remunerado, es decir que se realiza sin recibir algún salario o ingreso a cambio.

Algunos ejemplos de esto los podemos encontrar en funciones de cuidado, servicios de salud y educación, que son de alto valor, significando una disminución de la carga financiera para el Estado, ya que le perdona el gasto dirigido al cuidado de niñas, niños, adolescentes, personas con discapacidad, enfermedad o edad avanzada.

En el caso de Sonora, en 2022, el trabajo no remunerado alcanzó un valor económico equivalente al 20.2% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal, donde años anteriores se ha tenido más de 800 mil millones de pesos, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Hay quienes dicen que los trabajos de hogar no cansan, sin embargo, es casi de tiempo completo, porque aun con una plaza laboral, del 100% de horas de trabajo que tiene una mujer, 63.4% corresponden a labores domésticas y de cuidados, mientras que los hombres solo dedican el 26.9% de su tiempo a dichas actividades.

Es de reconocer como las mujeres en su mayoría, facilitan estas labores sin remuneración, además de brindar un alivio económico al estado.

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