Milton Martínez Estrada

¡Con los niños no!

El cruel asesinato de niños por parte de los cárteles de la droga es imperdonable.

Y no importa si se trata de guerras territoriales, fratricidas, patriarcales, existenciales, regionales, monetarias o, simplemente, para mostrar poder.

Inhumano es aquel que sega la vida de un humano en su más tierna infancia.

Con lo anterior me refiero a lo ocurrido en Maycoba, la tarde del sábado 3 de febrero, donde una familia fue vilmente acribillida.

En el lugar del ataque fenecieron Estefanía de 24 años y un niño de 2 años y minutos más tarde, Julieta, de 40 años, mientras recibía atención médica.

Los irreparables daños colaterales de una pugna por el control de las rutas de droga y migrantes hacia los Estados Unidos.

Según el informe de la fiscalía sonorense se inició la carpeta de investigación correspondiente  con el objetivo de establecer con precisión las circunstancias en que fueron privadas de la vida dos mujeres y un menor en la localidad de Maycoba, perteneciente al municipio de Yécora, en los límites con el estado de Chihuahua.

Las primeras indagatorias arrojan que los criminales se desplazaban en dos camionetas a toda velocidad para disparar con sus armas largas contra las personas que viajaban en una unidad automotriz Chevrolet Tahoe, de color guinda.

Ya saben, lo de siempre: La fiscalía en colaboración con las autoridades de los tres órganos de gobierno, está trabajando para identificar el grupo criminal al que pertenecen los delincuentes y proceder a su captura.

“Las fuerzas del orden público coordinadas en el ámbito del gabinete de seguridad de Sonora se encuentran desplegadas en la zona. En este sentido ya se cuenta con la colaboración de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Chihuahua”, enfatiza el comunicado oficial.

Y concluye: “El área de Atención a Víctimas de la fiscalía de Sonora estará atenta para apoyar a las familias afectadas en lo que se requiera, derivado de estos lamentables acontecimientos”.

Si me preguntan por una opinión: Son letras impregnadas de insuficiencia e ineficacia en un entorno inundado de violencia.

No hace mucho escribí sobre esto, pero es que en una sociedad lastimada, nada duele más que hieran de muerte a su infancia, que es el presente y futuro del país nuestro.

Vamos a las estadísticas más recientes sobre los ataques a niños:

La Red por los Derechos de la Infancia en México estima que cada año unos 6 mil 298 niños son víctimas de violencia y maltrato en Sonora.

Esta cifra, actualizada a diciembre de 2020 (la más reciente), se vuelve más escalofriante al establecer que la mayoría de las víctimas (hombres) son menores de uno a cinco años de edad, del género masculino.

¿Lo alcanzan a ver? La víctima menor de edad de lo ocurrido en Maycoba fue un niño de 2 años.

En el año de 2020, al menos 2 mil 277 niños hombres, de 1 a 5 años, experimentaron algún tipo de violencia en la entidad.

La estadística también arroja que mil 32 de esas víctimas estaban en el rango de edad entre los 6 a 11 años; y mil 989 de los pequeños tenían entre 12 y 17 años.

Atención a los siguientes datos, que de solo leerlos me provocaron escalofríos. Vamos a ellos.

Las cifras que estamos utilizando proyectan que más de 17 niños o niñas son víctima de violencia en Sonora diariamente.

Esto significa que cada semana 119 menores son víctimas de violencia para un total  525 casos al mes.

En síntesis: Un menor experimenta un pasaje de violencia cada hora y media.

El 60.9% de las víctimas de violencia, en un rango de edad de 0 a 17 años son niños y adolescentes hombres, y  el 39.1% son mujeres.

Entiéndase como violencia infantil aquella estipulada en el artículo 19 de la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), que comprende “toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”, y esto puede suceder en lugares de convivencia diaria como en los hogares, las escuelas, el espacio digital y los espacios públicos.

Los niños no solo deben librar el maltrato de sus padres para sobrevivir; también deben esquivar el mensaje de muerte de las balas.

Triste pero cierto.

Nos leemos el otro lunes. No se les olvide que los miércoles, en el noticiero del mediodía con LizFaby Navarro y David Morgan, hago una intervención para platicar a profundidad sobre el tema que escribo en esta columna. No me dejen solo.

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