Martín Alberto Mendoza

EL TIEMPO

Sombrío y desolador panorama se respira en callejón Paraguay de la colonia Hidalgo, tras ser convertido en una trinchera de muerte.

Entre la 6 de abril y callejón 200, se advierte que solo en catorce viviendas se perciben indicios de existencia de familias.

Mientras que otros siete inmuebles lucen abandonados; cuatro en ruinas y con evidentes vestigios de haber sido incendiados. Se deduce que podrían ser utilizados como refugio y madrigueras de vagos, principalmente.

Igualmente, esos espacios considerados como muladares, al imperar la suciedad y putrefacción, pudieran ser usados como reductos de viciosos.

Y esto, ha enrarecido más el ambiente para las escasas familias que habitan ese sector con cerca de una década y media de abandono. Hay quienes coinciden en señalar que al ser ésta la primera callejuela de la colonia Hidalgo al poniente de la California, lucía con vida.

El entorno resplandecía con tranquilidad y orden. El fenómeno de la inseguridad estaba lejos. No sé asomaba.

Solo ocurrían eventuales robos en la escuela primaria “Adalberto L. Salcido”, cuya pared perimetral da justamente al referido callejón. Algunos ladrones que han logrado evadir la acción de la justicia han optado por huir y refugiarse en las casas desoladas del sector en cuestión.

Residentes que alquilaban espacios de dos vecindades, aseguran que solo se cuidaban de la casera o encargada, para tratar de evadir el pago puntual del arriendo.

Cómo inquilinos era el tema principal de preocupación, ya que imperaba la tranquilidad en comparación a casi catorce años en la distancia.

Después de la segunda década del segundo siglo, es decir entre 2010 a los días actuales hubo una metamorfosis que dio otro matiz a esa pequeña porción urbana. Paulatinamente comenzaron a emigrar individuos que alentaron la venta de drogas y con ello se terminó la tranquilidad de las familias.

Poco a poco llegaron los “ajustes de cuentas” y comenzó el derramamiento de sangre como el cualquier otro sector de la ciudad. La descomposición fue degradándose y hubo familias que mejor prefirieron abandonar lo que por mucho tiempo había sido una callejuela tranquila.

A partir de entonces, delincuentes incrementaron los ataques armados y alud de muertes se disparó.

Apenas la semana pasada, se cometieron dos asesinatos en el mismo callejón y uno más a escasos metros del mismo.

El olor a muerte se ha incrementado como la misma inseguridad, al grado que la tarde del 22 de septiembre del 2019 fueron emboscados agentes de la Policía Estatal de Seguridad Pública, en callejón Paraguay y 6 de abril.

En ese lugar quedaron sin vida los agentes Carlos Sinohui Daniel y Francisco González Borbón. Después murieron dos más que habían resultado heridos.

Los agentes realizaban un recorrido de vigilancia por el referido callejón de norte a sur, cuando fueron atacados sorpresivamente por un grupo armado.

Hoy como antes, el sector que pertenece a la delegación poniente de la Policía Municipal, se teme que esté convertido en un bastión de la delincuencia.

Los vecinos viven con miedo, al igual que en otras demarcaciones del contexto urbano de Cajeme que atraviesa por otra crisis de inseguridad.

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