Pablo Beltrán
Salgan todos
Y mañana sin duda, será la más grande fiesta democrática de los últimos seis años, en donde estará en juego la joya de la corona llamada presidencia de la república, que en nuestro sistema no es otra cosa que el titular del poder ejecutivo, aun con atribuciones de mayor calado que cualesquiera de los otros dos poderes y órganos constitucionales autónomos.
En un sistema todavía presidencialista, aún fuerte y robusto, basado en sus atribuciones constitucionales y facultades legales, además de usos y costumbres de la política ( “la hora que usted diga, señor”), la tarea en el futuro -a corto o mediano plazo- será ir definiendo paulatinamente un nuevo diseño en donde los contrapesos sean aún más eficaces, en aras de que el poder no se ejerza de manera absoluta, sino acotado por reglas claras en donde se tenga una verdadera república, un federalismo vigoroso, una representación popular en las cámaras en donde los legisladores no obedezcan a camarillas (sino a la voluntad e interés de la ciudadanía mayoritaria), que las minorías nunca dejen de ser representadas, que la laicidad sea respetada, pero sobre todo, que la democracia, tal como refiere la Carta Magna, sea toda una forma de vida.
Mañana domingo, se votará el futuro de México y para ello más allá de las inercias y de la continuidad de la llamada “transformación”, del resurgimiento tardío de la oposición y su llamado al “voto útil”, aunado a la aparición interesante de un candidato de fuerza emergente que cautivó a los jóvenes; tenemos de frente la obligación ciudadana de una reflexión profunda, que necesariamente impediría el regreso del “carro completo” o la aparición de planes que conllevan la misma motivación.
Está en juego la presidencia de la república, 9 gubernaturas, siendo el caso de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, las 16 alcaldías de la capital, 128 senadores, 500 diputados federales, 1,098 legisladores locales, 1,802 presidentes municipales, 14,764 regidurías y 1,975 sindicaturas.
Así las cosas, la gente tendrá un gran abanico de opciones y con inteligencia pudiera darse un voto diferenciado en donde una fuerza política no predomine en forma absoluta sobre la otra -hegemonía-, pudiéndose ver en forma vertical la presidencia, gubernaturas y planillas municipales, mientras que en forma horizontal los legisladores federales y locales.
¿Queremos un estado sobreprotector o facilitador?, ¿deseamos una sociedad civil pujante o un pueblo anquilosado?, ¿pretendemos instituciones autónomas vigorosas o supeditadas al poder central?, ¿ansiamos un poder judicial que se sujeta a la constitución o al statu quo?, ¿anhelamos políticos o tecnócratas o la combinación de ambos?, ¿aspiramos a la permanencia de la libertad de expresión, con todos sus asegunes?, ¿ambicionamos leyes humanistas apegadas a la constitución o normas a modo?, ¿suspiramos por una real división de poderes?, ¿queremos frenos y contrapesos al poder público?, ¿deseamos vivir en paz?. ¿Anhelamos buenos servicios públicos? ¿Pretendemos un sólido derecho a la salud?
En función a estas y muchas preguntas más se pueden tomar las mejores decisiones y claro es que en un solo color no está la solución, sino en un policromatismo electoral, en donde se opte por quién o quiénes pueden dar el mejor resultado con independencia de su raza, credo o afinidad política.
Se ocupa de que salgan todos a las urnas, que nadie se quede en casa, que no haya abstencionismo. Un futuro promisorio no es una utopía con el poder del voto.
La suerte está echada. Que gane México…
¿ADIÓS “ATRACOMULCO”? Y con la novedad de que ha sido expulsado del PRI el reciente exgobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, hijo de otro ex mandatario estatal, Alfredo del Mazo González, a la vez hijo de otro exgobernador, Alfredo del Mazo Vélez, a su vez heredero de Manuel del Mazo Villasante, expresidente municipal de Atlacomulco.
El éxodo de la derrotada candidata priista a Edomex, Alejandra del Moral, con rumbo a las huestes morenistas, calentó el caldero y terminó por emitirse una resolución de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, en donde se sanciona con la expulsión del último mohicano de los Del Mazo, por “haber pactado con Morena” y facilitar el triunfo de este partido y de Delfina Gómez. Se trata de otro gobernador priista que en época comicial se alejó de la mística tradicional de ser el gran elector. Ahora lo tachan de traidor.
La expulsión de del Mazo Maza, no es un tema menor, ni es similar a los procedimientos sancionadores a los priistas Quirino Ordaz, Claudia Pavlovich, Carlos Joaquín González, entre varios más. Hay niveles. Se trata ni más ni menos del último eslabón generacional del Grupo Atlacomulco, que puso a presidentes de la república -Peña el más reciente-, regentes, gobernadores y alcaldes, con un poderío como ningún otro grupo político en la historia de este país. En su reacción del Mazo acusa de mediocre al dirigente nacional, Alejandro Moreno.
A muy pocos días de las elecciones “Alito” le ha dado la última palabra al Grupo Atlacomulco. Hay luto en Atlacomulco…ha retumbado el PRI. ¿Quedarán en el olvido los nombres de Isidro Fabela, Doctor Moreno, Gustavo Baz, Carlos Hank y la dinastía del Mazo?
Mañana domingo, se sabrá si también termina por sepultar al PRI.