Por Lorenza Sigala
Hermosillo, Sonora, mayo de 2025.- Desde hace más de una década, un grupo de técnicos académicos del Departamento de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad de Sonora (Unison) enfrenta un problema silencioso pero grave: la contaminación por metales pesados.
El profesor e investigador Antonio Romo Paz, uno de los afectados, expone una situación que ha sido ignorada sistemáticamente por las autoridades universitarias.
Los afectados han estado expuestos durante años a sustancias como cadmio, plomo, arsénico y manganeso en sus actividades dentro de los laboratorios universitarios. Aunque cuentan con equipo de protección personal, éste no garantiza una protección absoluta.
El profesor Romo Paz relató que incluso ha sufrido accidentes, como salpicaduras de sosa cáustica en ojos, debido a que incluso cuando utiliza lentes de protección, estos no los cubren en su totalidad, lo que refleja los riesgos constantes a los que se enfrentan.
La naturaleza del daño causado por los metales pesados es insidiosa. No se manifiesta de inmediato, ya que los metales permanecen en el organismo durante décadas y actúan de forma crónica, afectando a nivel celular, produciendo estrés oxidativo y generando un daño progresivo. “No sentimos síntomas ahora, pero los efectos son a largo plazo y pueden ser muy graves”, explicó el académico.
“La cuestión de riesgos laboral hace muchos años 14 ,15 años, que hemos estado insistiendo con las autoridades de que se nos atienda esta problemática y son muchos no solamente yo hay trabajo de otros investigadores de otros profesores que se han preocupado por esta temática y han resultado con oídos sordos de parte de las autoridades que no ha querido atendernos.
Hemos tenido hemos tenido problemas que explotan huellas de presión, afortunadamente no ha habido casos de que graves a corto plazo, pues entonces, ha habido casos de que de que hay exposición a sustancias radioactivas una compañera de Ciencias Químico-biológicas y resultó afectada, o sea, nadie le hizo análisis a esa persona hubo un derrame de cadmio, también en polímeros y materiales”, contó a Medios Obson.
Hace un año, gracias a la insistencia del grupo afectado, se realizaron análisis médicos a 15 técnicos académicos, de los cuales todos presentaron contaminación y cuatro de ellos en niveles alarmantes. Sin embargo, hasta la fecha no se ha brindado el tratamiento necesario.
Romo Paz insiste en que la atención debe ser proporcionada por médicos especialistas en toxicología, ya que los tratamientos como la quelación requieren un conocimiento preciso para evitar eliminar también minerales esenciales del cuerpo.
El académico lamenta que ni la universidad ni el gobierno del estado hayan tomado en serio este problema de salud. “La industria minera cuida más a sus trabajadores que nuestra propia universidad”, señaló. Afirmó que, como estado minero, Sonora debería contar con especialistas en toxicología para atender este tipo de exposiciones crónicas.
Por ello dijo, el grupo de profesores contaminados solicitó encarecidamente atención médica real, no promesas. Ya que no se trata de un capricho, sino de un problema de vida o muerte concluyó.