Lorenza Sigala / MO

Al calor del mediodía hermosillense, en un poco comun domingo nublado una figura pequeña en silla de ruedas, cruzó la entrada de la escuela primaria Heriberto Aja, ubicada en el corazón de la ciudad.

Era Cornelia Morales Delgadillo, una mujer nacida el 16 de septiembre de 1924, quien, a sus cien años de edad, acudió a emitir su voto en esta inédita jornada electoral para elegir a jueces y magistrados.

Acompañada de sus hijos y cobijada por la atención del personal de casilla, Cornelia caminó despacio, pero segura, hacia la urna. “Eso es lo bonito, que nos cuiden y protejan al pueblo”, dijo con una sonrisa serena, mientras se preparaba para ejercer un derecho que considera sagrado desde que tuvo edad para votar.

Aunque admite con ternura que esta vez no distinguía del todo a los candidatos, no dudó en acudir: “Mijita, yo no sé nada, por quién voy a votar… pero ojalá mi Dios me ilumine para votar por el mejor. Todos son buenos, pero que Dios los cuide y los proteja”.

Cornelia recordó con humor una votación de hace muchas décadas: “Nos invitaron a comer, y aquí nos fuimos en frente de la comida. Tuvimos suerte, no a todos invitaron”. Y enseguida aclaró que su motivación no es la recompensa, sino el compromiso: “Seas hombre o mujer, uno tiene que ser muy cumplido con lo que tiene que hacer. Gane quien gane, tenemos que votar”.

Frente a quienes optaron por no participar, lanzó una frase directa y sin rodeos: “Los que no han salido a votar son muy cobardes”.

Nacida justo frente a la Plaza 16 de Septiembre, cerca del antiguo Cinema 70, Cornelia se prepara para celebrar su cumpleaños 101 este próximo septiembre, con la misma claridad con la que hoy celebró la democracia: votando.

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