Óscar Félix / MO

En una pequeña mesita, Antonia exhibe su delicioso producto: las pitayas de la temporada.

Todos los días, llega a la esquina de las calles Sinaloa y No Relección, y bajo un árbol se instala para vender su mercancía, que comercializa entre 5 y 10 pesos.

La comerciante, que vive en la colonia Cajeme, menciona que es en el monte donde recolecta las pitayas, las cuales son muy apreciadas en el centro de la ciudad.

Antonia ha convertido esta actividad en su forma de obtener recursos, que utiliza para los gastos del hogar.

De esa manera es su fuente de ingresos, la venta de pitayas.

Cada cliente que se detiene a comprar no solo adquiere una fruta, sino que también comparte historias y risas, creando un ambiente cálido y familiar.

Para Antonia, cada día es una nueva oportunidad para disfrutar de su pasión por esta fruta y fortalecer los lazos con quienes la rodean.

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