Hace 20 años, en mayo de 2002, el paleontólogo Mike Archer del Museo Australiano encabezó a un equipo de científicos que replicaron el ADN de un ejemplar del conocido oficialmente como tilacino, pero popularmente llamado tigre de Tasmania de 130 años, conservado en etanol. Esta especie de marsupial carnívoro rayado que vagaba por la selva australiana se extinguió oficialmente en 1936.
En 2002, con los avances logrados, los científicos se propusieron recrear esa especie en un lapso de una década. Sin embargo, ese periodo se ha prolongado debido a las legislaciones australianas, las internacionales y a la dificultad técnica para que la gestación artificial de este animal se logre.
El martes, un equipo de especialistas en genética de la Universidad de Melbourne, Australia, anunció que se había asociado con una empresa de ingeniería genética de nombre Colossal Biosciences para reproducir de manera artificial al animal extinto.
La asociación de la universidad con el laboratorio desbloqueará el acceso a la tecnología de edición de ADN y a un consorcio de científicos y recursos para el esfuerzo de ‘desextinción’ del tigre de Tasmania.
“Ahora podemos dar los saltos gigantescos para conservar los marsupiales amenazados de Australia y asumir el gran desafío de desextinguir los animales que habíamos perdido”, aseguró el profesor Andrew Pask, líder del Laboratorio de Investigación de Restauración Genética Integrada del Tilacino (TIGGR en inglés).
En la imagen, un tigre de Tasmania en cautiverio en la década de 1930. El último ejemplar en cautiverio murió en 1936.
El profesor Pask asegura que será dentro de 10 años cuando se pueda contar con “nuestro primer bebé tilacino vivo desde que fueron cazados hasta la extinción”.
De ser así, será un siglo después de extintos cuando se pueda mirar de nuevo un ejemplar de este animal nacido de manera artificial.