De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, a pesar de los avances que ha habido en la reducción trabajo infantil a nivel global, 160 millones de niños siguen trabajando, que representan a uno de cada diez niños en todo el mundo.

En los últimos años, los conflictos nacionales e internaciones, las crisis económicas y la pandemia de Covid-19, han sumido a más familias en la pobreza, obligando a millones de niños a recurrir al trabajo infantil para solventarse a ellos mismos y a sus familias.

Para la OIT, la situación respecto a este fenómeno es producto de una “falta de respuestas satisfactorias a los múltiples retos y cambios que afectan al mundo del trabajo”.

“Más que nunca, es urgente que todos contribuyamos a aportar soluciones a los problemas cotidianos de la gente, y que lo hagamos de una manera más eficaz y coherente”, instó el organismo internacional para la protección laboral.

Asimismo, sostuvo que el trabajo infantil es un problema generado a partir de la pobreza y la exclusión, pues priva a las niñas y niños de educación y oportunidades, lo cual limita las posibilidades de que logren ingresos decentes y consigan un empleo estable cuando alcancen la mayoría de edad.

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