COMENZABAN aparecer las sombras de la noche de aquel sábado 17 de octubre, cuando los agentes de la Policía Preventiva, Carlos Omar Aguilar Alarid y Luis Raúl Obana Coronado, estaban amonestando al conductor de un vehículo tipo sedán, color blanco, al parecer marca Honda, Accord, modelo atrasado, debido a que se desplazaba de poniente a oriente a excesiva velocidad por la calzada Ostimuri, casi frente al Gym de Laguna del Náinari. De repente comenzaron a escuchar disparos y aunque trataron de parapetarse en la unidad policíaca, los dos fueron alcanzados por las balas disparadas con fusiles de alto poder, calibre 7.62X.39 milímetros y .223, de los llamados AK 47 y AR-15. Aguilar Alarid, a quien sus amigos llamaban “El Chata” por su parecido al actor Pedro Weber “Chatanuga”, siempre demostró valentía en actos de alto riesgo y no la pensaba dos veces para repeler alguna agresión como sucedió ese anochecer, al vaciar los dos cargadores de su pistola de cargo; una Beretta 9 milímetros, lo que hizo que los sicarios retrocedieran, aunque lo dejaron gravemente herido, al igual que a Obana Coronado, con la diferencia de que a este solo le dieron dos balazos; uno en brazo derecho y el otro en el pecho, a escasos centímetros del corazón y aunque también respondió al ataque no pudo hacer mucho, debido a que su arma Glock calibre 40 milímetros se encasquilló. Carlos Omar, de alguna manera protegió al conductor infractor, debido a que éste resultó ileso. La joven que lo acompañaba sufrió una herida en la espalda al ser alcanzada por una esquirla de bala, pero se retiraron ante el horrible capítulo que les tocó vivir. Los agresores, al parecer abordaban una vagoneta, con llantas altas…EL ATAQUE ocurrió alrededor de las 18:30 horas. Los agentes agredidos abordaban la patrulla 147 de la Delegación Náinari donde estaban comisionados. Incluso se dirigían a esa base policial, cuando se toparon con el veloz vehículo y después sobrevino la cobarde agresión. Carlos Omar, quien había trabajado los últimos 5 años de los 37 que tenía de vida, al lado de Obana Coronado, quien fue comandante en varias demarcaciones como las comisarías de la colonia Marte R. Gómez, Providencia, la misma Náinari y el sector comercial, fue llevado en una ambulancia de Cruz Roja al Hospital General y media hora después falleció, tras haber servido a la sociedad cajemense por espacio de once años. Se temía que sucediera lo mismo con Obana Coronado, quien hasta ese momento llevaba 12 años de servicio en las filas policiales, pero afortunadamente logró sobrevivir. Transcurrieron muchas semanas, inclusive meses para conocerse que se estaba recuperando…ES DABLE decirlo, hoy a un año de vivir esa horrorosa pesadilla, Luis Raúl, exterioriza estar desilusionado del entonces secretario de Seguridad Pública, Francisco Cano Castro, así como del hoy exalcalde, Sergio Pablo Mariscal Alvarado, por su cruel insensibilidad y apatía, al no visitarlo en su lecho de convalecencia. No guarda esa decepción y rememora que solo uno de sus jefes y compañero acudió a mostrar su solidaridad y respaldo moral. A darle ánimos para que saliera adelante. Ese gesto, fue de gran valía para él porque estaba luchando por su existencia, pero únicamente estuvo con él esa persona. Los demás se olvidaron. Nunca lo visitaron en los momentos más complicados de su batalla. Esto, nos recuerda las recientes palabras del excomandante investigador de la misma corporación, José Osorio Torres, quien lamentó que individuos sin formación policial se han encargado de acabar con la camaradería y unidad que había en la policía todavía a principios del año dos mil. En los ochenta y noventa, la policía estaba unida y había una fraternidad por encima de cualquier adversidad, hoy impera el divisionismo, pero, sobre todo, el canibalismo, en virtud de que están en espera de alguien incurra en un error o de un resbalón para crucificarlo, lo que nunca ocurrió en la corporación de antaño, porque había hermandad y convicción…AYER DOMINGO, también se cumplió un año de impunidad, debido a que las investigaciones de ese espantoso episodio duermen el sueño de los justos, en virtud que no hay avances de ningún tipo por parte de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), esto, pese a que dolorosamente fue el inicio de lo que pareció haber sido una jornada de muertes de guardianes del orden público, porque no solo se lloró la eterna partida de Carlos Omar, quien era muy bromista y siempre de buen talante. Lo conocí poco, pero lo suficiente para describirlo de esta forma. Seguramente que sus tres hijos lo recordaron con mucha tristeza. Uno tiene 17 años, otro 11, y la última es una niña de 6 años. Luego de la muerte de Alarid, perdieron la vida otros dos cumplidos representantes de la ley en similares circunstancias y por igual los recordaremos, ya que, en lo personal estoy casi seguro que no les han merecido ni siquiera una flor en sus tumbas. No se interesaron por el estado de salud de Obana Coronado, cuando luchó y se aferró a la vida, menos por los cumplidos agentes caídos en cumplimiento de su deber. ¿Cuándo llegará un alto mando con verdaderas raíces y espíritu policíaco que fortalezca sólidamente al cuerpo policial? Para nadie es un secreto que intereses personales y mezquinos, corrupción y miedo por las prebendas de algunos con grupos delictivos han provocado ese divisionismo…Y DESDE Villa Bonita, llegan informes que una culebrilla vestida de policía, cuando en realidad nunca lo ha sido o ha intentado hacerlo, porque al menos en los últimos tres años cobró como gendarme, cuando en realidad fue guarura del anterior alcalde, ha despotricado contra el que esto escribe. Se apellida Leyva Cantú y le apodan “El Borrego”, creo se llama Francisco Javier, para hacerle flaco favor a la misántropa comandante Reyna Isabel Jacobo Campero, que se jacta que mientras Cándido Tarango Velázquez esté al frente de la Policía Municipal será intocable. La pregunta es: ¿Y después a que se dedicará? Para empezar, lo que debe de hacer está insociable ente es ponerse a trabajar y dejar de escupir hacia arriba. Nunca acostumbro a responder, pero únicamente lo haré por esta ocasión. Por lo pronto, esa insociable mujer debe frenar a los “rápidos y furiosos” que trae a su cargo y ponerlos a laborar en la vigilancia y prevención del delito que mucha falta hace a esa zona conurbada, debido a que es la más violenta del municipio. Los crímenes, ataques armados, privaciones ilegales de la libertad y asaltos a negocios de diferentes giros comerciales están a la orden del día. De Leyva Cantú, ya nos dijeron que es el principal “rápido” y que es de Pueblo Yaqui…SEGURAMENTE que, con la captura de uno de los sicarios en Esperanza, en poder de sofisticadas armas de fuego, personal militar ya debe tener información sobre la identidad de los comandantes de la Policía Preventiva que les brindan protección y quienes deben ser “amarrados” y llevados a la Ciudad de México a disposición de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) porque a causa de ello la criminalidad no cede y es hora que comiencen a caer los integrantes del “crimen uniformado”, allá se encargara, Alfredo Higuera Bernal, de investigarlos…DICEN QUE ha comenzado a desmoronarse la potestad del comisario de policía, luego de que removieron como director administrativo a un oficial de la Marina que había colocado el devaluado capitán de fragata, quien ahora lo nombró director operativo en lugar de Jesús Aurelio de León Cruz. El llamado “10-3”, se apellida Torres. Comentan que esta semana podría haber movimientos telúricos en el deteriorado edificio de la 300 y Jalisco, ah, pero la suntuosa oficina del mando militar está de primer nivel. Es más ya la quisiera la primera autoridad del municipio…Luego seguimos, Dios mediante.

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