GRAVE. MUY GRAVE lo que está ocurriendo en la Delegación Poniente de la Policía Preventiva y Tránsito Municipal, en Ciudad Obregón, al no contar ni siquiera con una patrulla, ni para que los elementos acudan a la Jefatura de Policía a armarse y estar menos vulnerables, como estuvieron la medianoche del domingo cuando sujetos no identificados protagonizaron una balacera muy cerca de ese recinto oficial situado en bulevares Antonio Caso y Colonial, en la colonia Urbi Villa del Rey. Incluso, se dice que existe una tarjeta informativa que elaboraron e hicieron llegar al comisario de Policía, Cándido Tarango Velázquez, quien pese a la caótica situación que esto significa, hasta el anochecer de ayer no había brindado ninguna solución. Prefirió mejor placearse acompañando al alcalde Carlos Javier Lamarque Cano, durante una visita que realizó a la Central de Autobuses para conocer la transformación que le está imprimiendo el nuevo administrador, José Manuel Piña Soto, quien siempre ha demostrado capacidad en los cargos que ha desempeñado en el ámbito del servicio público y más tratándose de temas de seguridad, ya que durante su paso por la secretaria de Seguridad Pública obtuvo sólidos conocimientos… VOLVIENDO con el ave de tempestad en que se ha convertido Tarango Velázquez, en el contexto policíaco, quizás está esperando que suceda una tragedia a los agentes que se encuentran comisionados en esa demarcación del poniente de la localidad para entonces sí, primero que nada buscar culpables y luego tratar de enmendar sus garrafales errores que pudieran tener invaluable costo, en virtud de que una vida humana no tiene precio y lo más condenable del caso es que no hay peor ciego que no quiera darse cuenta de lo que realmente está sucediendo en la comandancia de policía como en este caso es el propio alcalde quien ojalá reaccione a tiempo antes de que estos desmanes que trae tanto Tarango como el inspector de probeta, Raúl Adán Valenzuela Cruz, vayan a dejar consecuencia irreversibles y cicatrices imborrables. Por principios de cuentas que lástima que no tengan la más mínima dignidad, ni vergüenza para dejar el cargo porque saben perfectamente que los principales responsables de la inseguridad en el municipio son ellos, debido a sus simulaciones por un lado y con desaciertos por el otro, al designar a gente inexperta para que se haga cargo de demarcaciones aun contra su voluntad, en virtud de que van a pasar las de Caín ante la falta de personal y patrullas. Tal y como le está sucediendo al comandante de la Delegación Poniente, Elián Castro Medina, quien en cualquier momento podría declinar a esa responsabilidad porque no es aventurero malquerido y despreciado como quien usted se habrá de imaginar que llegó de lejanas tierras para tratar de engañar a los cajemenses, con la falacia de que solucionaría la inseguridad… JUSTO ES DETALLAR lo que sucedió la medianoche del domingo en Urbi Villa del Rey, esto, a decir de vecinos que estaban por fuera de sus hogares disfrutando lo fresco de la noche, cuando repentinamente comenzaron a escuchar detonaciones por rumbo de las calles Ibérica y de Las Provincias, lo que provocó que se refugiaran en sus casas, pero alcanzaron a observar a varios individuos que, a bordo de automóviles y motocicletas llegaron hasta las afueras de la Delegación de Policía y comenzaron a gritarles a los uniformados que salieran, pero con insultantes, pero sobre todo, amenazantes expresiones. Desarmados como se hallaban, los policías pidieron apoyo y como última opción salieron por la puerta posterior del inmueble que alberga esa sede policial, y para salvar sus vidas se vieron en la necesidad de subirse a los techos de los domicilios contiguos a la vez que seguían clamando auxilio de sus compañeros, vía telefónica, y bajaron de las azoteas cuando llegó el apoyo, pero vivieron una odisea de padre y señor mío, esto, mientras que los altos mandos de la corporación seguramente estaban muy tranquilos en sus áreas de confort vigiladas por infantes de la Marina. Y conste que no se trata de un guion de película de ciencia ficción sino de la triste realidad que están viviendo la gran mayoría de quienes traen en sus hombros la responsabilidad de vigilar y preservar la paz y tranquilidad de la ciudadanía. Justo es decir que sí esto les sucedió a ellos que se pueda esperar a simples mortales. Insistimos en que la situación es muy crítica y por el bien de todos es necesario que lo asimilen y más que eso actúen nuestros gobernantes. Urgen cambios en la institución. Es hora de dejar los caprichos y compromisos políticos o qué necesariamente tienen que seguir muriendo servidores públicos para que haya una respuesta y hasta entonces surjan alternativas de solución a lo que está sucediendo en la Policía Municipal de Cajeme… AL INICIO de la tarde, otra vez hubo cambios de mandos medios, pero sin el menor conocimiento y sentido humano del comisario e inspector, al remover de sus cargos a Víctor Eliseo Padilla, ‘El Padillita’, Rodrigo ‘Rigo’ Valenzuela Ortega y Carlos Ramón Carvajal Montiel, quienes estaban al frente de los sectores 9, 10 y 11 de la localidad. Los movimientos quedaron de concretarse hoy, pero ya surgieron versiones de que habrá quienes, por dignidad, aunque sean ratificados en sus cargos van a renunciar a los mismos porque sienten que no se les ha valorado el resultado de su trabajo y se vale que lo hagan porque son cargos que revisten enorme deber y madurez como para tomarlos a la ligera, en el sentido de que “hoy te quito y mañana te regreso el cargo”, evidenciando incapacidad y desconocimiento total de lo que están haciendo. De los tres nuevos comandantes que nombraron para sustituirlos solo un policía con experiencia podría dar resultados porque no sería la primera ocasión que es mando medio como es el caso de Sergio Esquer Pérez, más no así un tal Juan Miguel Yoquihui Cuevas y otro que desconocemos su identidad, quienes realmente son novicios en estos menesteres, esto, pese a que no desde ahorita sino desde hace tiempo no está el horno para bollos… Y QUIENES LO DUDEN, permítanme decirles que anoche en un abrir y cerrar de ojos hubo dos ataques armados a eso de las 19:20 horas, en calles Águila y Antonio Ochoa, en la colonia Aves del Castillo, así como en Michoacán y Robles Castillo, en la colonia del mismo nombre y con la pasmosa facilidad que da la impunidad, emisarios de la muerte acabaron con la vida de tres personas, además de que en el segundo escenario, también privaron ilegalmente de la libertad a un hombre, mientras que los guardianes del orden público, completamente confundidos no hallaban que rumbo tomar. Con estos acontecimientos se repite lo que hemos venido viviendo en las últimas tres semanas. El lunes 11 de octubre hubo tres asesinatos, entre estos, el de un niño de tres años. Siete días después, el 18 se registraron cinco crímenes y anoche que fue el último lunes de este mes, la cifra de ejecutados era de tres hasta las 9 de la noche. La pregunta obligada y necesaria consiste en saber: ¿Qué sigue luego de esto? Con las tres ejecuciones de anoche ya suman 58 las víctimas mortales en octubre. Otra vez es primordial cuestionar: ¿Quién pondrá fin a la estela de muertes que arropa a Cajeme y cuándo? Alguien tiene que responder de manera convincente y no con simulaciones como ha sido el principal tenor en el complejo tema de la inseguridad que agobia y arropa a este municipio. Esto no puede seguir así. Los cajemenses, ni nadie merece vivir con esta calamitosa y bélica situación que sigue enluteciendo y devastando a familias enteras. Insisto, alguien tiene que decir y hacer algo por obligación. La ciudadanía no puede continuar apostándole a la suerte. Es una responsabilidad del estado, por lo que se espera que tarde o temprano cumpla…Luego seguimos, Dios mediante.