Aunque enfrentaba cargos por tres delitos graves, este martes Emma Coronel fue sentenciada en una corte federal de Washington a tres años de prisión, por su papel en ayudar al Cártel de Sinaloa.

El juez Rudolph Contreras presidió la audiencia, mientras que el fiscal fue Anthony Nardozzi. La defensa de Coronel estuvo a cargo de Jeffrey Lichtman y Mariel Colón, quienes desde temprana hora arribaron al Tribunal Federal.

En junio, Coronel, de 32 años, se había declarado culpable de tres cargos de conspiración para distribuir drogas, conspiración para blanquear dinero y de participar en tratos financieros con el cártel de Sinaloa.

El gobierno de Estados Unidos había solicitado una condena de cuatro años de prisión y cinco años de libertad condicional; así como el decomiso de 1.5 millones de dólares como parte de su sentencia.

La acusada cometió un grave delito contra Estados Unidos, dijeron los fiscales.

Sin embargo, durante la audiencia de este martes, Coronel se declaró participante mínima en los negocios de su marido, aun cuando los cargos por tráfico de heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana son por un total de 360 mil kilos, según medios nacionales.

El fiscal Nardozzi también señaló que Coronel no desarrollaba un rol de liderazgo, mientras que el juez pidió a la Fiscalía que usara como parámetro para la sentencia a otros acusados del Cártel comparables con el rango de la mujer en la organización criminal, lo cual fue discutido en privado.

En su comparecencia, Coronel ofreció disculpas por los daños causados y expresó que no quiere que sus hijas crezcan sin ninguno de sus padres.

“Espero que críe a sus gemelas en un ambiente diferente al que ha experimentado hasta la fecha”, exhortó el juez Contreras a Emma al concluir la audiencia.

Coronel, una exreina de la belleza nacida en Estados Unidos que se casó con Guzmán cuando era adolescente, fue detenida en el aeropuerto internacional de Dulles, en las afueras de Washington, en febrero.

Como parte de su acuerdo de culpabilidad con los fiscales, Coronel admitió haber actuado como mensajera entre Guzmán y otros miembros del Cártel de Sinaloa mientras estaba recluido en la prisión del Altiplano tras su detención en 2014.

Guzmán utilizó esas comunicaciones para planear su fuga de 2015 de la prisión, al norte de Toluca, a través de un túnel subterráneo construido por el cártel y que conducía a la ducha de su celda. El capo fue recapturado en enero de 2016 y extraditado un año después a Estados Unidos.

En febrero de 2019, fue declarado culpable de tráfico de drogas, conspiración, secuestro, asesinato y otros cargos; y, posteriormente, condenado a cadena perpetua.

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