Para quienes leyeron el encabezado de esta mi primera columna del año, y que, de alguna manera pensaron que yo aquí podría escribir un buen artículo para olvidarnos del pésimo 2021 y cambiar en el 2022, debo confesar que, no hay tal manual.

Calma, sobre todo mis querid@s chairo-troles, no quise engañarlos. Pensé en el título, lo escribí, y luego de darle vueltas y vueltas, no encontré ningún motivo para pensar, creer, que este año va a pintar mejor que el anterior, salvo, conceptos religiosos de fe, entreverados con uno que otro pensamiento mágico, ese que dice que, debemos DECRETAR que todo saldrá bien, aunque nos esté llevando el carajo.

Cuando era joven e irresponsable y me daban el consejo de que, para cambiar las cosas hay que emprender acciones distintas, me reía por la obviedad. Hoy, que ya soy un maduro e irresponsable, asumo que es muy cierto, si quieres que la suerte cambie, debes de hacer cosas distintas, mejores y mayormente pensadas.

Entonces es aquí cuando la realidad me alcanza.

Me explico.

Si queremos tener un mejor país, por ejemplo, en el tema de la seguridad, se deben de emprender acciones distintas a las actuales, porque, la política de abrazos no balazos, ha sido un rotundo fracaso.

Y es que, creo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, es un rencoroso y por lo mismo, de acuerdo a su odio, toma decisiones, tope con quien tope.

Y sí, uno de sus “enemigos” favoritos es el ex presidente Felipe Calderón a quien acusa de haberle ganado a la mala las elecciones del 2006.

Y fue este ex presidente quien, sin pensarlo, sin plan ni meta, inició lo que se llamó la guerra contra el narco. Y sí, tiene razón López Obrador y también coincidimos con él millones de mexicanos, aquella lucha fue estúpida y sin inteligencia y por lo mismo, un fracaso.

Empero, ese fracaso, no se puede acabar con otro. Y aunque AMLO lo niegue, y asegure que tiene otros datos, la verdad es que ante la laxa actitud de las autoridades en materia de seguridad, la maña se ha empoderado y actúan como si fueran ellos los dueños de nuestro país, nuestros estados y nuestros municipios.

La cifras, son contundentes.

Hace unos días me contó alguien, que y como un ejemplo, las mesas de seguridad donde se reúnen a diario quienes tienen que ver de alguna manera con la prevención del delito, en realidad son un cafecito mañanero, donde se leen el parte del día anterior, se contabilizan los ataques y los fallecidos, pero, ninguna planeación estratégica. ¿Así, cómo, pues?

Si nos vamos a la economía, pues en el 2022 las cosas pintan más mal. No hay estímulos económicos para la productividad.

El ejemplo más claro en Cajeme, es el abandono en que se encuentran las actividades productivas que, en este caso, son primarias; agricultura, ganadería, pesca, sobre todo.

Según el Gobierno federal, dichas actividades han producido muchos ricos y eso ya no es permitido, como si por ello, los ricos (muchos se han partido la madre día con día), se fueran a volver pobres. Nah, ni maíz palomero, ellos, los que pueden, los que tienen, simplemente cambian de actividad y listo.

En los ochentas, recuerdo, algunas familias emigraron de Ciudad Obregón, rumbo a otros destinos. Una de esas familias, particularmente, cerró sus negocios y dejó sin trabajo a decenas de personas. Según la historia, llegaron a California, con el dinero ahorrado iniciaron un negocio por allá, y ahora, son más ricos. De hecho, tiempo después, el mismo negocio lo trajeron a México y han crecido enormidades. Es decir, el que es perico, donde quiera es verde.

Y pues resulta que, en el rumbo de la economía actual, los que han sufrido son quienes pertenecen a la clase media.

Dicen que la estrategia de este gobierno, es que cada vez existan más pobres, porque a ellos, con dádivas casi de limosna, les compran la lealtad.

Y sí, en estos años que tiene Morena al frente del Gobierno Federal, tenemos 5 millones más de pobres en el país. Y, si extrapolamos pobreza-ayuda, el resultado es que ellos avalan la actuación de AMLO, y pues, ¿cómo no si les llega el chequecito cada dos meses? Por lo mismo, el nivel de aceptación del Presidente, ronda entre los 60 y 70 porciento. Altísimo.

Y conste, ¿eh?, no critico solo por hacerlo, yo estoy cierto que en CDMX, en palacio nacional, ni saben de mi existencia. Entiendo que AMLO es un buen hombre (no puedo decir lo mismo de muchos de sus funcionarios), pero con una percepción distinta y para mí, anacrónica.

Pido, fervientemente, que nuestro México de un giro en este 2022, que las directrices cambien, que se apoyen todas las regiones, no únicamente al sureste y con ello, vernos todos y todas favorecidos.

Que se cambien las estrategias, por el bien de tod@s.

Por lo pronto, hay que echarle todas las ganas posibles a lo que viene.

Gracias.

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