Le dispararon a Abel, comentó un ex procurador que comía en una mesa al lado de la mía, allá en Hermosillo. Me levanté como resorte y le pregunté: ¿cómo está? Las noticias eran vagas, la confusión se mezclaba con un dolor grande y en silencio, empecé a orar. Está con vida, dijeron, y pedí con más ganas.

Llamé a nuestro amigo en común, Ricardo Bours, yo, temeroso de su respuesta, y me respondió que aún no sabían mucho.

A los minutos, supe la noticia.

Abel, Abelito como a veces le decía, había fallecido.

Mientras conseguía como viajar a Cajeme, estuve recordando muchas cosas, muchas anécdotas, coincidencias y desavenencias que, creo, nos acercaron cada día más.

¿Por qué no traes escolta?, le recriminé muchas veces y su respuesta siempre fue, “el que nada debe, nada teme”

Muchas discusiones en torno a él y a su paso durante 8 años como Procurador de Justicia del Estado de Sonora. Nah, me decían, debe de tener su buen “clavo” y yo encabronado, alegaba que el dinero, el amor y el olor a la guayaba no se pueden ocultar. Y, prueba contundente, siempre andaba solo o con sus compañeros, nada que ver con otros exprocuradores que, hasta la fecha, están rodeados de guaruras. ¿Okei?

No pude llegar a la rueda de prensa de la fiscal, Claudia Indira Contreras, pero, en el autobús en el que viajaba de regreso a Cajeme, por internet la seguí atento.

Dijo, palabras más, palabras menos, que su presencia en Cajeme era para ponerse el frente de las investigaciones y instruyó un fuerte operativo para dar con los resultados. Dijo, bla bla bla, sobre su relación con quien, había sido su mentor. Me quité los audífonos y recordé, son las mismas palabras que dijo cuando asesinaron a mi amigo y jefe, Jorge Armenta y luego, se regresó a sus oficinas en Hermosillo. ¿pasará lo mismo?, me pregunté. Y sí, pasó lo mismo, a los dos días, doña Claudia, estaba en sus oficinas de la procuraduría y, a pesar de que comentó que pronto habría resultados, ha pasado un año y… nada.

Mientras esto escribo, la señora, junto a María Dolores del Río, secretaria de Inseguridad Pública del Gobierno estatal, aseguró que a un año; es decir 12 meses; o sea, 52 semanas; 365 días; 8 mil 760 horas; 525 mil 600 minutos, hay avances, pero nadie detenido. Y pensar que, a los malditos asesinos, solamente les tomó 20 segundos en perpetrar el atentado, luego menos de un minuto para correr por la calle Guerrero, desde la California hasta la Nuevo León, donde dos carros los esperaban para darse a la fuga.

Unos meses antes, en el Aeropuerto de la Ciudad de México, me lo encontré en una de esas sillas frías.

¿Qué andas haciendo?, le pregunté.

Había ido a revisar las declaraciones del único detenido en el múltiple asesinato que sufrió la Familia Lebaron, donde mataron a 12 personas, 9 de ellos niños. La familia, debido a su gran capacidad de investigación, lo contrató para darle seguimiento al caso.

Había estado, me contó, en la Seido, es decir, la SubProcuraduría Especializada en Investigación de la Delincuencia Organizada, revisando los expedientes.

¿Yyyyyyy?, le pregunté.

Se hacen locos, me dijo; “el detenido dice que el día de los hechos el Tuercas y el Gordo Crazy (apodos inventados por mí, pero reales, con otros apelativos, en su charla), fueron quienes ordenaron disparar y quemar los carros de los LeBaron pero, argumentaban que el testigo no sabía sus nombres reales”.

Abelito, en su contundencia investigadora, afirma: “no mames, basta dar una vuelta por el lado de las zonas limítrofes entre Chihuahua y Sonora, y hasta los hotdogueros saben quien es el Tuercas y el Gordo Crazy, conocen donde viven, y, hasta saben a qué se dedican”

Abel empujó a los de la Seido y, poco a poco, tuvieron más de 12 detenidos.

Murrieta era candidato de Movimiento Ciudadano a la Alcaldía de Cajeme en el momento del cobarde atentado.

Su eslogan, era VA EN SERIO, y, en su último mensaje escribió: ” Este movimiento #VaEnSerio Cajeme ya no puede, ni va a seguir tolerando políticos corruptos que deja impunes a quienes arrementen contra ciudadanos”

Si en un año, o sea, 52 semanas; 365 días; 8 mil 760 horas; 525 mil 600 minutos, usted no ha dado píe con bola, pues, RENUNCIE, por dignidad, porque Abel fue su impulsor y mentor, porque usted sabe que era un hombre capaz y derecho y, un ciudadano de bien.

Su familia y, quienes lo queremos tanto, en la vida y en recuerdo, se lo exigimos.

Gracias.

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