Saliera como saliera la elección del pasado domingo, ya habíamos dicho que sería una especie de laboratorio para el proceso electoral del 2024, cuando veremos el cambio presidencial y así fue. A reserva de la mejor opinión de nuestros lectores, nosotros vemos varias señales, algunas más interesantes que otras, pero todas son dignas de análisis. Y creemos que la más importante de todas, es que, en esta elección, sobre todos los partidos y todas las alianzas, triunfó el horrible fenómeno del abstencionismo, porque en promedio solo participó, saliendo a votar, el 46 por ciento de los electores inscritos en los padrones electorales de los estados. Y en los casos de Oaxaca y Quintana Roo, estuvo más triste aún el panorama, porque en ambas entidades solo votó el 39 por ciento de los electores. Esto nos está indicando la falta de interés del pueblo en los procesos electorales, provocando que los Gobiernos que llegan al poder carezcan de la legitimidad que deben de tener para gobernar. Imagínese la pobre legitimidad de los gobernadores de estas entidades SALOMÓN JARA CRUZ y MARA ELENA LEZAMA ESPINOSA, si la totalidad de los votos emitidos fueron del 39 por ciento del padrón, pero a este porcentaje todavía hay que tumbarle los votos que fueron para los candidatos de oposición, así que para ellos les vendría quedando entre 20 y 25 por ciento de los padrones electorales, que aunque hayan ganado con el 60 y el 56 por ciento respectivamente, del total de los votos emitidos, estamos hablando de universos de votos muy pobres. Y con los demás triunfadores pasó prácticamente lo mismo, con una mejora poco sustantiva, muy pobre también. El más pobre de todos en cuanto a porcentajes de votos fue, AMÉRICO VILLARREAL de Tamaulipas, que logró el 50 por ciento del total de votos. Y el que obtuvo el margen de votación más abundante fue JULIO MENCHACA SALAZAR, del estado de Hidalgo, con un 62 por ciento, pero en las mismas circunstancias, en universos reducidos. Los cuatro anteriores son de Morena, pero para el caso de los triunfadores de la alianza “Va por México” del PRI, PAN, PRD, salieron empatados en porcentajes de votación con el 54 por ciento cada uno, MARÍA TERESA JIMÉNEZ ESQUIVEL de Aguascalientes y ESTEBAN VILLEGAS VILLARREAL de Durango. Otra señal que vimos es que no se cumplió aquello que dijo el presidente, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, de que Morena seguiría ganando elecciones por paliza, paliza hubiera sido que hubiese ganado 5 o las 6 gubernaturas, pero ganó 4, lo que deja la señal de que la alianza PRI, PAN, PRD sí existe y sí supieron permear en la gente. O sea, sí supieron ponerse de acuerdo para ir juntos, lo que al principio mirábamos muy difícil. Esto debe encender las alertas a Morena y sus aliados, porque si eso sucedió en esta elección, quien sabe que más podrá suceder en el 2024 y más riesgoso aún con tantas barbaridades que comete el presidente AMLO, haciendo y hablando cosas que no debería, de las que el pueblo poco a poco se va dando cuenta. Así que ambas alianzas tendrán que ponerse las pilas en el 2024, para ir por ese 54 por ciento del padrón electoral que se mantiene indiferente o apático a los procesos electorales, Morena y sus aliados repartiendo dinero a diestra y siniestra en los programas sociales y el PRI, PAN Y PRD, dejar ese silencio en el que se ha mantenido y abrirle más los ojos a la gente, sobre el rumbo a la dictadura, a la pobreza y miseria a la que AMLO conduce al país, haciendo lo posible porque cada día haya más pobres, para inflar sus programas asistencialistas y estar en poder de cautivar más votos. Otra señal que se vio muy clara es que Movimiento Ciudadano, “no peló un chango a nalgadas” en estas elecciones, en las que obtuvo porcentajes de votación muy bajos que lo colocan como poco atractivo para invitarlo a una alianza, que seguramente no le quedará otra en el 2024, porque yendo solo, por lo que aquí se vio, corre el riesgo hasta de perder el registro. Aunque hay que reconocer que sus bastiones fuertes son actualmente Nuevo León y Jalisco, pero fuera de ahí no le alcanzan los votos ni para una regiduría. Este debe ser tema que ya deben ir analizando sus jerarcas CLEMENTE CASTAÑEDA y DANTE DELGADO RANAURO, que por cierto se resistieron a la alianza con el PRI, PAN y PRD, que de nada les hubiera servido, por cierto, toda vez que, como le decíamos MC fuera de Nuevo León y Jalisco, sigue perteneciendo a la chiquillada insignificante. Otra señal interesante que nos queda clara, es que ningún partido, por sí solo, está en condiciones de ganarle a Morena, aun sin sus rémoras como el Verde y el PT. Ni siquiera el PAN, que por sí solo es el más fuerte después del partido del presidente AMLO. Claro nos queda también que al PRI como partido individual le fue muy mal, porque perdió bastiones como Hidalgo, donde nunca había ganado otro partido en la historia de esa entidad y hay regiones donde hasta corre el riesgo de perder el registro, así de jodido está. De hecho, para el PRI, el 2023 será de vida o muerte, porque se la tendrá que rifar en las elecciones a gobernador en otros dos bastiones priistas muy importantes como Coahuila y el Estado de México, que, de perderlos, vale más que vaya cavando su tumba y pidiendo crédito para el funeral, porque si mal no recordamos, ya no le quedaría ningún estado gobernado por él solo. Y aquí hay dos panoramas diferentes. El primero, ganar Coahuila, no creemos que le cueste mucho trabajo a Morena, sobre todo porque esos hermanos Moreira, han dejado temblando al estado y sería cuestión de gritárselo a los electores y para eso AMLO se pinta solo. Donde creemos que sí le va a sudar el lomo para ganar será en el estado de México, porque siempre ha sido un bastión priista muy pesado, y lo que sea de cada quien el gobernador, ALFREDO DEL MAZO MAZA, no ha hecho tan mal papel que digamos, además es habitado por dinosaurios priistas archimillonarios, que si le meten dinero a la elección, retienen la gubernatura, porque quien crea que las compras de votos ya se acabaron está muy equivocado y lo vimos en esta elección como las y los operadores de Morena andaban a todo lo que daban con los costales de billetes en las manos, coordinando a los repartidores al mero estilo del viejo PRI. Pero ojo, ni así lograron los carros completos que el PRI, lograba en sus mejores tiempos, o como lo logró el mismo Morena en el 2018. Entonces todo lo anterior implica que, como dijo la panista MARU CAMPOS, gobernadora de Chihuahua: “Hay tiro para el 2024”. 

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