Aunque el 31 de agosto termina su periodo como presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero presentó su informe de ese cargo, que ocupó por un año después de su salida de la Secretaría de Gobernación (Segob).
En la presentación de su Informe de Actividades Legislativas, la senadora expuso que su actuación al frente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores estuvo apegada al respeto de la pluralidad política ahí representada.
Agregó que durante el Primer Año de Ejercicio de la LXV Legislatura, el Senado cumplió con el cometido de representar las voces que definen el pacto federal, pues ‘siempre busqué que se expresaran todas las fuerzas, sus visiones y sus posiciones políticas’.
‘Nuestro tiempo exige actuar bajo una óptica pluralista y democrática, que permita buscar nuevos caminos de unidad en el ejercicio de las mayorías parlamentarias, para dar respuestas reales al bienestar de la nación’, indicó.
Sánchez Cordero expresó que en el parlamento debe garantizarse que siempre esté representada la diversidad social, política y cultural de una nación, por lo que negar esta realidad implica cerrar las instituciones al pueblo y cuando eso sucede, la sociedad, inevitablemente las cimbra.
La salud de la democracia mexicana, afirmó, depende, en gran medida, de la intensa, benéfica y respetuosa relación entre los poderes públicos; por ello ‘debemos apostar por la colaboración entre poderes y las instituciones del Estado mexicano’.
Olga Sánchez agregó que en todo momento propuso una Presidencia de la Mesa Directiva respetuosa, plural e imparcial con todas las expresiones, que permitiera posicionar las diversas posturas políticas de cada una de las senadoras y senadores, fueran de minoría o de mayoría.
En este sentido, reconoció la labor que impulsó la Junta de Coordinación Política, que preside el senador Ricardo Monreal Ávila, ya que gracias ‘al oficio político y talante democrático de las y los coordinadores de los Grupos Parlamentarios, pudieron alcanzarse acuerdos por el bien de México’.