Bécker García

El PRI sin diputados

Por primera vez en la sonorense historia, el PRI, no tiene representación en el Congreso local, al renunciar a ese partido, este lunes que recién pasó, Karina Zárate y Elly Sallard, ambas para irse a Morena, por invitación directa del gobernador Alfonso Durazo, y, ya antes, lo habían hecho los dos diputados plurinominales de ese partido, es decir, Ernesto de Lucas Hopkins y Natalia Rivera, quienes chapulinearon a Movimiento Ciudadano.

Para muchos comunicadores, esto es una consecuencia lógica, luego de la imposición de Onésimo Aguilera como presidente y luego, por la llegada de Rogelio Díaz Brown como su sustituto, en un movimiento que ya escribí aquí en mi pasada colaboración. 

La verdad, es que desde antes existían muchos indicios de que esto pasaría, no desde que el Pato, siendo aún presidente del PRI tenía acercamientos con el partido naranja, sino desde aquél momento en que la ex gobernadora Claudia Pavlovich se entregó de facto al presidente Andrés Manuel López Obrador y que, en recompensa le dieron el consulado de México en Barcelona. Luego de eso, pues cualquier cosa podría pasar en un partido al que se le acabaron sus “liderazgos”, por cuestiones de encontrar, en otros partidos, el cinito que ya no tenían en el TRICOLOR, y, menos, un futuro cierto. Era pues, crónica cantada de un acontecimiento muy visto.

Momento, debemos aclarar, el PRI, en Sonora y en todo el país, es una víctima de su propia circunstancia, la cual, se ganaron a pulso luego de haber fallado en muchas ocasiones a la ciudadanía, de varias formas distintas, que van, desde la corrupción, el derroche, la soberbia, hasta casos de contubernio con el crimen organizado.

Pero bueno, veamos ahora, quién ganó y quién perdió en estos movimientos.

El PRI perdió a sus cuatro diputados, pero tampoco eso significa mucho, pues, suponiendo que siguieran bajo el manto del tricolor, no había mucho que hacer en un país donde el presidente López Obrador, tiene centralizado su poder y le importa un rábano que le pase a la mayoría de los estados que no sean los del sureste de México. Así que, pues no pierde mucho.

Onésimo Aguilera pierde, aunque gana y, me explico: Él quería ser presidente de su partido, y, aún cuando lo fue efímeramente, su cuadro fotográfico ya está colgado donde él quería, en el pasillo donde están los expresidentes de ese partido. Perdió, por su alianza con el innombrable Alito Moreno y dentro de unos años, nadie recordará ni cuando fue presidente, ni como, ni cuán efímero fue.

Manlio Fabio Beltrones siempre cae parado, pues busca las circunstancias que atenúen sus descalabros. Me explico: primero se dijo que, por ser Zaira Fernández miembro del clan de su compadre Ricardo Mazón, y entonces él estaba detrás de esa rebeldía contra el CEN de su partido. Luego, cuando producto de la circunstancia se buscó un tercero en discordia y el ungido fue su sobrino nieto, Rogelio Díaz Brown, de nuevo se atribuyó a él ese nombramiento, cuando, al parecer, ni siquiera estaba enterado. Eniwey, de una forma o de otra, si estaba o no detrás de las acciones dentro del tricolor, y, con la desbandada de los cuatro diputados, se puede aludir que, o no tiene mayor interés en esto o de plano los que se fueron no le tuvieron ni una pizca del respeto que le juraron y, aguas.

Claudia Pavlovich pierde, pues, fue la iniciadora de la desbandada en ese partido, mucho antes de aceptar el cargo como cónsul de Barcelona, pues se replegó ante AMLO y dejó a Sonora y a su partido en el más completo abandono.

El partido MORENA gana y pierde: gana dos diputadas más que no hacen ninguna diferencia; gana la posibilidad de ver la desaparición de su alicaído enemigo el PRI, pero, pierde credibilidad al aceptar dentro de sus filas a ex militantes a los que juraba odiar, y al final, no lo fue tanto y aceptaron el cascajo. 

Los cuatro diputados ex priístas, pues a querer y no, ganando por la vía plurinominal o electoral, tuvieron el apoyo del voto duro de ese partido y, al chapulinear, se roban algo que no les pertenece, aunque sean mil votos o dos, no son suyos y eso, los desprestigia y por tanto, por acomodaticios, pierden.

Rogelio Díaz Brown, aunque no me lo crean, gana, porque tiene una franquicia y toda la posibilidad de renovar ese PRI ya sin lastres, y lo que haga, lo que logré hacer, será punto a su favor. Eso sí, tendrá que trabajar mucho para refundarse y en el 2024, con una diputación que gane ya tiene más que ahora. Claro, la estrategia y ganar la confianza de nuevo, no está fácil, pero pues, dadas las circunstancias, podrá contar con la sombrilla de su tío abuelo Manlio, signifique lo que eso signifique.

Y, el ¿Doctor Durazo? Bueno, pues, fiel a su condición de político astuto, es probable que sea quien más ha ganado, cuando menos, porque el movimiento le da fuerza a su gobierno

Gracias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *