Lidia Sanguino, una joven madre de 18 años de edad, fue agredida por varios vecinos de San Bernardino, en Texcoco, Estado de México. Las lesiones que sufrió la dejaron hospitalizada y en coma durante semanas, hasta su muerte el pasado lunes.
Por los golpes sufridos, Lidia tuvo un traumatismo craneoencefálico, además de daños en la columna vertebral, por lo que estuvo en estado de coma y ya no se recuperó.
A Lidia le sobrevive un bebé de 11 meses. Antes del ataque, la joven madre llevó al recién nacido al Registro Civil para ponerle como nombre Fidel, el mismo que su abuelo.
El cuerpo de la joven fue velado en una casa construida con láminas, palos y lonas, en la zona donde aún hay tierras de cultivo de la comunidad de San Bernardino. A este hogar llegó Lidia con sus padres cuando ella tenía seis años, luego de que la familia fuera desalojada de un predio en que habitaban en Chimalhuacán.
De acuerdo con este medio, Lidia ocupaba un pequeño cuarto provisional al momento de ser atacada. Ella habitaba ahí porque le prestaron el espacio, mismo que forma parte de unas casas construidas de manera irregular.
No se ha dado a conocer oficialmente información sobre los motivos de la agresión, aunque versiones periodísticas hablan de un conflicto previo con los vecinos.
El pasado 22 de noviembre, familiares y amigos de Lidia Sanguino cerraron la circulación en el cruce Texcoco-Lechería y la incorporación de la carretera México-Texcoco. Durante la protesta, denunciaron que las autoridades negaron otorgar un lugar digno en el panteón de San Bernardino para colocar los restos de la joven.
La protesta rindió frutos y en la tarde de este miércoles Lidia fue sepultada en el cementerio de San Bernardino, en una ceremonia acompañada por gritos de justicia.
Los padres de Lidia acusaron que agentes del Ministerio Público los maltrataron cuando denunciaron la muerte de su hija.
Tanto familiares como amigos se mantendrán en lucha para exigir el esclarecimiento del caso y que los responsables sean llevados ante la justicia.