Becker García

‘Yo soy Peso Pluma’

Confieso que, como rockero tardío setentero que soy, trato de escuchar música de ese estilo, sobre todo de la que hoy llaman oldie.

Edmundo Armenta Caballero, uno de los melómanos más informado que conozco, hacía un deslinde entre la música de rock, a la cual se refería como música para el cerebro, mientras, la otra, esa de corridos y taca tacas, era para las patas. No creo tanto, pero sí, algo hay de eso.

Claro, yo disfruto mucho la música del pensamiento profundo de la trova (Serrat es mi tío, aunque él no lo sepa), y por supuesto, muchas canciones románticas de esas que baile en la temprana adolescencia.

Sin embargo, a últimas fechas he escuchado, de rebote (en la barbería a donde voy, sobre todo), música de rap y también, lo que llaman corridos y que, ambos ritmos, en sus letras, manejan apologías del delito y conductas antisociales.

Y mira, lectora, lector, lo que son las cosas; en redes sociales leí lo que aquí transcribo, advirtiendo que, traté de investigar el nombre del autor, pero no lo conseguí.

“LA DEGRADACIÓN HUMANA ESTÁ PROGRAMADA EN LA MÚSICA. 

Da tristeza ver cómo la música se ha transformado desde principios de los años 2000, únicamente con fines comerciales y de manipulación de las masas. Dónde no sólo los ritmos han cambiado, sino también las letras e historias que se cuentan en las “canciones”.

Si tienes el mínimo conocimiento sobre Storytelling y cómo funciona nuestro cerebro, debes saber el gran poder que hay al contar historias para conectar con él, programar tú mente a través de la repetición de palabras o frases, aunado a la sincronización cerebral por arrastre que se crea a través del beat o ritmo y la emoción que le involucras.

Todo ésto influye en tú mente y en tú comportamiento, él qué diga lo contrario simplemente no sabe cómo funciona nuestro cerebro en conjunto con los estímulos auditivos y la repetición de las palabras o frases que actúan como un “sutra”, o como un audio hipnótico de sugestión que va directo al subconsciente y ahí permanece por décadas. 

La música que escuchas habla mucho de tú personalidad, de tú educación, de tú círculo e incluso de tú familia,,, por consiguiente es aquí dónde parte el origen de las Tribus Urbanas, ya que en la adolescencia cuándo buscas encontrar “tú identidad” y pertenecer a una tribu, imitas al “artista musical” del momento, adoptas su vestimenta, su forma de ser, su manera de hablar, pensar, actuar, etc. Creando así una personalidad falsa, un alter ego, pero que simplemente te conecta con cierta tribu y te hace sentir que por fin perteneces a algo.

El 80% de las personas siguen escuchando el mismo estilo musical que él de su adolescencia, de ahí que te encuentres a personas de 40 o 50 años en los raves o en las fiestas de metal, porque ese estilo de música marcó su adolescencia y juventud, los hizo parte de esa ideología y movimiento.

¿Ahora te das cuenta de cómo están programando a las nuevas generaciones?

A los varones les venden el arquetipo de un drogadicto, narcodelincuente y pandillero, que sólo se dedica a hablar de drogas, armas, promiscuidad, etc. Y a las señoritas les venden la aspiración de ser una pr0stitut@ digital o qué solamente sirve para fornicar.

¿De verdad eso quieres para tus hijos, primos, sobrinos, nietos o amigos?

Recuerda que las tendencias se originan en los movimientos musicales y con los “artistas” que se venden como símbolos para esa generación.”

Hasta aquí el escrito, el cual por cierto, leí por primera vez en un grupo de Facebook llamado Wilo´s Gang, rockeros a quienes nos ha reunido para intercambiar canciones, notas y opiniones Roberto Obregón, y el escrito lo subió Mario Pineda.

Y pasa que, según el escrito anterior, los y las niñas, los y las adolescentes, siguen estos patrones, ahora sí que, al pie de la letra.

Por ejemplo, he escuchado canciones donde se utiliza una palabra alternativa para el nombre del pene (empieza con V), que, antaño, era algo así como de lo más bajo del vocabulario, y ahora, desde niñ@s la utilizan como una de las palabras principales de su lenguaje.

Y bueno, pasa que, esas conductas ya tienen, cuando menos, una víctima de 11 años.

“Yo soy Peso Pluma”, plasmó en una misiva post mortem un jovencito de tan solo 11 años, acérrimo seguidor del cantante, quien tomó la trágica decisión de quitarse la vida tras ser reprendido por sus padres a causa de su obsesión por la música del intérprete de corridos tumbados.

Le quitaron el celular como castigo, para que ya no escuchara esa música. Luego, al caer la noche, se vistió imitando a su “cantante”, se fue al patio, y se colgó de un árbol.

Estamos entonces, como sociedad, inmersos en la degradación y eso provoca esas olas de violencia tan comunes en nuestros días.

Algo tenemos que hacer, tod@s, gobierno, padres de familia y la sociedad; ¿No crees?

Gracias

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@becckerg123

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