CIUDAD DE MÉXICO. Las señales de confianza en el rumbo económico del país vienen del exterior y del interior, y se fortalecen frente a la solidez del programa de gobierno presentado por la puntera en las encuestas para la presidencia de la República, con expectativas de crecimiento promedio anual de 3 por ciento.
Hay coincidencia en las previsiones de organismos internacionales como el BID o el FMI, así como optimismo de los directores de compañías ante el panorama alentador y las expectativas de éxito en los negocios.
En la disputa económica entre Estados Unidos y China, México presenta, además, un atractivo especial para ambas naciones, basado en las ventajas geográficas potencializadas con el nearshoring, la mano de obra e incluso la fortaleza del peso frente al dólar.
Desde el interior, los indicadores contribuyen a resaltar una política económica que atraviesa un momento único, el mexican moment, lo han llamado. Ninguno de los gobiernos neoliberales había reducido los índices de pobreza como Andrés Manuel López Obrador, con un incremento constante al salario mínimo —la propuesta de reforma constitucional para que sea mayor a la inflación prevista— y un tipo de cambio muy por debajo de las peores previsiones al inicio del sexenio.
En su programa de gobierno 2024-2030, Sheinbaum Pardo ha planteado la meta de crecimiento a un ritmo promedio anual del 3 por ciento del Producto Interno Bruto y una tasa de crecimiento anual del PIB per cápita del 2.4 por ciento.
La propuesta económica, elaborada por Gerardo Esquivel, quien fuera subgobernador del Banco de México durante esta administración, potenciará las inversiones públicas mediante el uso responsable de recursos provenientes de la contratación de deuda
Hace unas semanas, con los principales inversores estadounidenses en México agrupados en la American Society, Sheinbaum delineó su visión sobre la relación con EU, las oportunidades del nearshoring y la transición energética. Hubo, como dicen, “química”.