Óscar Félix / MO

En el corazón del municipio de Cajeme, la celebración de la Virgen de Guadalupe cobró vida una vez más, este 12 de diciembre, gracias a la generosidad de la señora, Socorro Guadalupe Pastor y su familia.

Desde la madrugada, a eso de las 3 de la mañana, se instalaron a un costado de la carretera internacional, justo a la altura de una gasolinera, con un objetivo claro: ofrecer un homenaje a la Virgen y compartir sus bendiciones con los devotos que se dirigían al cerrito de la virgen.

Durante los últimos 13 años, esta tradición se ha convertido en una forma de agradecer a la Virgen por las bendiciones del año, una costumbre que une a la familia en un acto de fe y solidaridad.

Con más de 400 tamales de verdura, elote y carne, acompañados por humeantes tazas de café, recibieron a quienes pasaban por el lugar, brindando una calidez y un sentido de comunidad en una mañana fresca.

“Es una bendición más en un mundo donde se ven cosas distintas”, compartió la señora Socorro, reflejando el espíritu de unidad y amor que resuena durante estas festividades.

Su sonrisa y la entrega desinteresada de su familia ofrecieron un refugio de espiritualidad, en un acto que va más allá de la comida; es un símbolo de fe, unión y gratitud hacia la Virgen de Guadalupe.

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