Lorenza Sigala / MO
La madrugada del lunes se tiñó de sangre en la colonia Palo Verde de Hermosillo, pues eran apenas la 01:05 de la madrugada del 12 de mayo, cuando el sonido seco de varios disparos interrumpió la quietud de la calle Gildardo Magaña, esquina con Novena.
En el asfalto quedó tendida Tania Paola, una mujer de 34 años, cuyo intento por defenderse fue inútil ante la brutalidad de sus agresores.
De nada le valió levantar las manos en posición de defensa contra los proyectiles de una pistola empuñada por un sujeto desconocido hasta el momento por autoridades.
Los vecinos testigos mudos del hecho y sobresaltados por los balazos, alcanzaron a ver a los presuntos responsables huir a toda velocidad en un vehículo guinda. Minutos después, el lugar ya estaba acordonado por las autoridades y envuelto en luces de patrullas y ambulancias.
El cuerpo de Tania presentaba múltiples heridas por proyectil de arma de fuego: una en la mano derecha, otra en el brazo del mismo lado y la que terminó con su vida que impactó certera en la cabeza.
Junto a ella, sobre el pavimento, quedaron tres casquillos percutidos de arma corta calibre 9 milímetros, mudos testigos de una agresión sin piedad.
Testigos relataron a los agentes de seguridad que la víctima intentó defenderse hasta el último instante. Pero nada pudo hacer frente al poder del arma que la silenció.
Mientras peritos forenses recogían evidencias y el cuerpo era trasladado por el Servicio Médico Forense, la calle volvía a una aparente calma, mientras se integra en la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJE) una carpeta más de investigación por feminicidio.