Óscar Félix / MO
Ubicado en el estratégico crucero de las calles 300 y Jalisco, al poniente del edificio de la Secretaría de Seguridad Pública, se encuentra un mural que debería ser un estandarte de orgullo para los cajemenses. Sin embargo, la obra del talentoso artista Francisco Romero Meneses, que una vez fue símbolo de identidad y unidad, ahora se presenta en un estado lamentable de descuido.
Este mural, que captura las imágenes más representativas de Cajeme, fue concebido durante la segunda administración de Jesús Félix Holguín (2003-2006), un periodo marcado por la modernización y la búsqueda de una mayor seguridad para la comunidad. La elección de Romero Meneses para plasmar el espíritu de salvaguarda plural en esta obra fue un intento significativo de conectar a la ciudadanía con su historia y valores.
Hoy, las paredes que sostienen este importante legado cultural están deterioradas, con daños visibles que opacan la fuerza de su mensaje. El abandono de este mural no solo pone de manifiesto una falta de atención hacia el patrimonio artístico de la ciudad, sino que también es un llamado a la reflexión sobre la importancia de preservar la historia y la identidad de Cajeme. La revitalización de esta obra no solo es necesaria, sino urgente, para recordar a todos los cajemenses el compromiso colectivo hacia su seguridad y cultura.