Así de entrada podríamos pensar que dan lástima, porque con una sentencia de 80 años de prisión, los cuatro jóvenes secuestradores cajemenses pasarán el resto de sus vidas en la cárcel, sí, pero más lástima deben darnos la víctima y sus familiares, que vivieron momentos de miedo, horror y zozobra, en los momentos del ‘levantón’ y los días que estuvo cautiva, en tanto su familia, entre el llanto y la desesperación, buscaba dinero hasta por debajo de las piedras para pagar el rescate. O sea, ocasionaron un daño irreversible en la víctima y sus familiares, lo bueno es que lo liberaron sano y salvo, tras cobrar el rescate. Y lo bueno también que la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) a cargo de CLAUDIA INDIRA CONTRERAS CÓRDOVA, los pudo sacar de circulación y evitar con ello, que repitieran una y otra vez las mismas vilezas en la comisión de sus delitos. Estamos hablando del caso de los jóvenes cajemenses, Diego Alberto, Jesús Antonio, Ramón Alberto y Jesús Rubén, cuyas edades fluctúan entre los 20 y 30 años, que sumados a los 80 de prisión, difícilmente podrán ver la luz del sol, fuera de la cárcel otra vez.  En el mismo mensaje donde la jefa de comunicación social de la FGJE, GUADALUPE ORDUÑO GARCÍA, nos envió la información anterior, comentó algo de vital importancia, por eso se lo reproducimos textualmente: “El secuestro es uno de los delitos más ruines, le ponen precio a la vida de un ser humano, marcan a la víctima de por vida, impactan emocionalmente a toda una familia, para lograr recursos cuantiosos”. Y se preguntará usted, porque tomar el tema como el principal de hoy en esta modesta columna. Se lo decimos por lo claro. Es con el fin de que los jóvenes que andan en malos pasos o están por incursionar en ellos, la piensen dos veces, toda vez que con esto les queda claro que por agarrar dinero mal habido pueden echar a perder su vida como estos cuatro jóvenes, que ya no podrán disfrutar en libertad las mieles que nos brinda la vida fuera de reclusión. Ya no pondrán formar una familia, disfrutar a su pareja, a sus hijos o sus nietos inclusive. No podrán disfrutar el patrimonio que se forma con el trabajo diario, ni tampoco de esa sensación sin comparación del deber cumplido. No podrán asistir a una fiesta sanamente con sus amigos a reírse a carcajadas. No podrán saborear una buena comida que se les antoje y muchas otras cosas más que nos brinda la existencia cuando no somos delincuentes. Seguramente al escuchar su sentencia de 80 años de prisión, se les volteó el mundo y sintieron como si les vaciaran sobre sí un balde de agua fría y lo más seguro es que ya estén arrepentidos, pero ya no hay remedio. Y es ese arrepentimiento el que los jóvenes deben sentir antes de decidirse a cometer un delito de esta naturaleza, antes de que sea tarde como el caso de estos cuatro chavalos que bien pudieron ser buenos ciudadanos y vivir humilde pero tranquilamente los años que les quedaran de vida en este mundo. Sin embargo, a estas alturas del partido, difícilmente o casi imposible que alguno de ellos salga con vida del penal, lo más seguro que adentro les llegue la muerte y salgan en un cajón rumbo al panteón, porque ya no habrá ni familiares que reclamen sus restos. Pero además si alguno de ellos llegará a salir a vivir sus últimos días fuera de la cárcel después de cumplir con sus sentencias, de todas formas, moriría al encontrar un mundo raro y diametralmente diferente al que dejó, porque ya no estaría nadie o casi nadie de sus seres queridos que tenía 80 años antes, cuando tomó el mal camino. Ojalá estas vivencias, les sirvan a miles de jóvenes que se encuentran actualmente en el filo de la navaja, en una falsa sociedad donde tenemos que cuidarnos nosotros mismos, ante unas autoridades totalmente rebasadas por la delincuencia, que demuestran el poco interés por regresarnos aquella paz y aquella tranquilidad que vivíamos hace muchos años. Ojalá sirva este ejemplo, doloroso pero real……………. Vaya que será interesante escuchar la opinión hoy del presidente de la República, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, sobre la publicación que hizo ayer el periódico El Universal, sobre el llamado escándalo ‘Pandora Pepers’, en cuya investigación de los periodistas se destapan los negocios mediante los cuales al menos tres mil mexicanos movieron fortunas a paraísos fiscales. Y le decíamos de la importancia de que hable el presidente AMLO, que siempre cuenta con otros datos, porque entre los angelitos que se hallaron involucrados se encuentran varios de sus consentidos de la 4T, tales como JULIO SCHERER, exconsejero jurídico de la presidencia de la República; JORGE ARGANIS DÍAZ LEAL, actual secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT); el senador de Morena ARMANDO GUADIANA, favorecido por la 4T con contratos en sus empresas mineras de carbón en Coahuila, nada más porque le metió dinero a la campaña presidencial de AMLO; JULIA ABDALA, pareja nada menos que de MANUEL BARTLETT, flamante director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y uno de los funcionarios del Gobierno de López Obrador, mayormente señalado de corrupción, por una serie de propiedades que no incluyó en su declaración patrimonial, ¿Pero cómo?. Si la casa de campaña de AMLO en la Ciudad de México, era de su propiedad y se la tenía prestada. Ya parece que estamos escuchando al presidente defendiéndolos y echándole hasta para tamales a El Universal, por haber hecho la publicación. Y téngalo por seguro que todos estos casos quedarán impunes, como quedaron los casos de la exsecretaria de la Función Pública IRMA ÉRENDIRA SANDOVAL BALLESTEROS, que resultó con mucho más propiedades de las que se puede comprar con el sueldito que ganaba; El caso también de ANA GABRIELA GUEVARA ESPINOZA, a la que se les descubrieron transas millonarias en la Comisión Nacional del Deporte, pero ahí sigue laborando tranquila; El mismo MANUEL BARTLETT DÍAZ, al que se le descubrieron algo así como 22 propiedades que no emitió en su declaración patrimonial, pero para el presidente López Obrador, es de los mejores funcionarios de su administración; CARLOS LOMELÍN BOLAÑOS de Jalisco, donde fue súper delegado de bienestar, en el que tampoco pasó nada. Y así le podemos enumerar muchos más, a los que se les han probado actos de corrupción y rapiña, pero que por gozar de la bendición de la pila bautismal de la 4T que dirige el presidente AMLO, nadie los ha tocado ni con el pétalo de una rosa. Sin embargo, quienes vemos las cosas con objetividad, sin apasionamientos ni conveniencia por este régimen, estamos convencidos que estos casos y otros, echan por tierra el llamado combate frontal a la corrupción que el mandatario prometió en campaña, el cual ha sido una falacia y una mentira más, de los miles que nos ha echado a los mexicanos.

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