La confesión del exdiputado local Daniel Palafox (raptado, torturado, ejecutado y abandonado sin vida en la carretera de Guaymas, Sonora) es tan increíble como espeluznante.

Sí. El exlegislador, suplente del diputado petista guaymense, Rodolfo Lizárraga, se vio obligado por sus captores y ejecutores (aún no se sabe quiénes fueron) a realizar una videoconfesión sobre la narcosituación que priva en el puerto más importante de Sonora.

El material videográfico, de dos minutos con 51 segundos, fue editado, producido y compartido de manera anónima en redes sociales y plataformas de mensajería instantánea.

En el video es posible ver y escuchar a Daniel Palafox, con la barba crecida de varios días y sentado sobre un balde de plástico, cuando responde a los cuestionamientos de quien está grabando la confesión.

Las preguntas son directas y las respuestas también. El exdiputado ata los cabos sueltos de los actos de violencia más recientes acontecidos en el puerto guaymense.

Por ejemplo, del atentado al Palacio Municipal, registrado el 25 de noviembre anterior, reveló que este ataque fue instrumentado mediante drones.

Para este fin, el principal operador de los drones se coordinó -aseguró el exdiputado- con personal del C4 y de la Marina Armada de México.

Los agentes estatales “apagaron las cámaras”, a fin de que no hubiera registros videográficos “en los edificios de alrededor” a Palacio Municipal.

Exponemos las palabras de Daniel Palafox bajo el entendimiento que fue forzado a responder, bajo el riesgo de perder la vida y pese a ello  lo ultimaron de un balazo.

Sin embargo, la confesión del exdiputado se contrapone a las investigaciones de la Fiscalía General de Justicia en el Estado que aseguran que un “limpiavidrios” fue el responsable del ataque al Palacio.

Recordemos: El atentado en Guaymas, que cobró la muerte de tres personas reveló, la incapacidad policial para responder al ataque armado iniciado por un “limpiavidrios”, con “problemas de adicción” y “manipulado” por el crimen organizado.

Así como se lee. La fiscal sonorense, Claudia Indira Contreras Córdova, confirmó en una conferencia del prensa del 28 noviembre, tres días después del ataque, que el gatillero, a cargo de la “avanzada” en el ataque, se dedicaba a limpiar vidrios en las calles y por sus problemas de adicción fue víctima fácil de los criminales que lo manipularon.

Según la versión de los hechos, de aquellos días por parte del gobernador, Alfonso Durazo Montaño, el ejecutor en “avanzada” no ultimó a más personas debido a que se le “encasquilló” el arma.

“La balística nos informa que fueron cinco tiradores, pero envían a uno de avanzada que es el que disparó contra el comisario de la policía, esa bala fue la que privó de la vida a Antelmo Eduardo (40 años), el jefe de seguridad de la alcaldesa”, detalló Durazo a Radio Fórmula a nivel nacional.

Y luego precisó: “El atacante no pudo seguir disparando porque llevaba una arma vieja, prácticamente en desuso que se encasquillo”.

La parafernalia montada por la fiscalía y su presumida “Trilogía Investigadora” aseguraba la presencia de un “limpiavidrios” que no aniquiló a más personas porque le habrían proporcionado un arma defectuosa.

Las dos versiones, la de Palafox vs la fiscalía, no necesariamente riñen entre ellas, sino que se complementan de alguna manera.

Ahora, si en lo personal alguien me preguntara cuál de las dos narrativas es más solida, sin lugar a dudas respondería que la de Palafox. Y es que solo hay un motivo: la videoconfesión de Palafox explica mejor el narcoterror que se vive en Guaymas.

La versión de la fiscalía, obviamente, es más institucional y exhibe pruebas que abonan a la gobernabilidad de Sonora.

¿Se imaginan a la fiscalía de Sonora aceptando que el ataque al Palacio Municipal de Guaymas fue orquestado mediante drones de fuego?

Prefirieron ser ridiculizados por un presunto “limpiavidrios”, “adicto”, y “manipulado” por el crimen organizado, que explicar a los sonorenses y al mundo entero que la mafia sonorense resuelve sus vendettas mediante ataques aéreos con drones.

Por razones de seguridad, me abstengo a redactar nombres y cargos de todas las personas que relacionó el exdiputado con este ataque en Guaymas y de todos los actos violentos cometidos en aquel puerto.

Además, Daniel Palafox se autoasume como trabajador de un grupo delictivo, funcionario del Ayuntamiento de Empalme y responsable de la narcomensajería radial y computacional.

Hasta ahora no hay una respuesta oficial por parte de la fiscalía sonorense al respecto de esta videoconfesión.

¿Y cómo empezó todo? Con el supuesto robo de 7 millones al exlegislador petista Rodolfo Lizárraga (2018-2021), que involucra a su expareja sentimental, a su diputado suplente (Daniel Palafox), a un excandidato a la presidencia de Empalme y otros secuaces.

El hurto se perpetró porque Rodolfo contaba con el dinero a la mano para que los presuntos ladrones saldaran un préstamo adquirido para financiar una campaña electoral en 2021.

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