El Ejército mexicano contempla una partida para 2023 con el objetivo de seguir pagando el avión presidencial que compró la administración de Felipe Calderón y que estrenó Enrique Peña Nieto.

Para el siguiente ejercicio fiscal se están solicitando 496 millones 635 mil 042 pesos.

La partida, que ha aparecido puntual en el presupuesto de cada año, es por la adquisición de una Aeronave de Transporte Estratégico para uso Presidencial y del Estado Mayor.

El horizonte del arrendamiento (15 años) considera pagos anuales promedio de 45 millones de pesos en operación y mantenimiento, más pagos anuales de arrendamiento promedio de 451.4 mdp.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó la decisión de no utilizar la aeronave, al considerarla ofensiva por la “opulencia” en la que viajaban (y vivían) sus antecesores.

Desde diciembre de 2018 se han hecho esfuerzos para vender el avión en el mercado internacional, incluso en abonos o a varios propietarios. También “se rifó” en un proceso de sorteo operado por la Lotería Nacional, pero el Boeing 787-8 Dreamliner sigue siendo propiedad del gobierno mexicano, que paga puntualmente su mantenimiento y arrendamiento financiero, gracias a las partidas aprobadas por la Cámara de Diputados.

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