Becker García

La parte sonorense de Andrés Manuel

Los sonorenses, cuando menos los de mi generación y los que son más grandes, existe una especie de estrategia para cuando, recién conoces a una persona, puedas crear un vínculo con ella, o, entiendas lo que puedes esperar, por así decirlo.

“Mucho gusto, mi nombre es Bécker García” y de inmediato viene la interrogación por parte de la persona recién conocida: ¿De cuáles García eres?… No pues, de los García Slim, jejeje.

Para esas personas que de entrada indagan sobre tu árbol genealógico, la herramienta tiene un doble filo, pues, o puede provocar coincidencia entre conocidos mutuos, pero también, y lo que es peor, implementar prejuicios sobre el recién conocido. Digo, imaginemos que, la persona en cuestión se llegara apellidar Caro, pues, automáticamente y el estigma de la suspicacia, marcaría el derrotero y ni modo que le peguntemos si es pariente de Rafael, ¿verdad?.

Bueno, basta de sociología de ascendencias y descendencias sonorenses, y vamos al meollo del asunto.

Andrés Manuel López Obrador, tiene, en su actuar político, algo de sonorense para, de acuerdo con la ascendencia, medir y opinar sobre ciertas o tales y cuales funcionarios y, o, políticos caídos en desgracia. 

Si son amigos, leales a su movimiento, todo se les dispensa. Si son contrarios, el flamígero dedo de la acusación recae implacable.

Un ejemplo: Rosario Robles Berlanga, antes muy su amiga, se mudó al PRI con Peña Nieto y, al tomar el poder, el tabasqueño le envió la cargada, la detuvieron por el caso de la Estafa Maestra donde se “perdieron” 6 mil millones de pesos, la encarcelaron y la traían como toalla de franelero. Hoy, está libre, pero se chutó 3 años de su vida tras las rejas.

Yo no digo que Rosario sea inocente o culpable, yo narró aquí, los hechos, nada más.

Pero resulta que, en su mandato, en este mismo sexenio, en Segalmex se han comprobado desvíos por 15 mil millones de pesos, y, su ex director, Ignacio Ovalle, fue defendido por AMLO como una persona buena, que fue engañada por príistas.

El caso de Ovalle y la defensa de Andrés Manuel, es una de las muestras claras de que el habitante de Palacio Nacional, tiene dos varas para medir similares circunstancias.

Ovalle es un viejo político quien militó en el PRI bajo el manto protector de Luís Echeverría Álvarez (el ídolo de AMLO), e inició como inspector (soplón) cuando este, era, en el Gobierno de Díaz Ordaz, Secretario de Gobernación. 

En la campaña de LEA a la presidencia, Ovalle lo apoyó para ganarla y, cuando la tuvo en su poder, lo nombró su secretario particular. Fue varias veces embajador (la última vez en Cuba), y, al llegar al poder Carlos Salinas de Gortari le dio el puesto de director de Conasupo, con el mandato que la desmantelara y vendiera sus activos.

Desapareció del panorama hasta que, un mes antes de tomar AMLO la presidencia de la República, anunció que sería el director de Segalmex, misma que absorbía lo que antes fue Conasupo, Diconsa y Liconsa, y ahí estuvo hasta el 19 de abril del año pasado, para luego ocupar otro puesto, pues, ya se sabía del cuantioso fraude en la dependencia que hasta entonces dirigía.

Con todas las pruebas posibles y probadas, para AMLO, Ovalle es un buen funcionario y hasta lo premió hacía abajo (pero premiado, porque vivir fuera del presupuesto es un error, Hank González dixit), como coordinador del Instituto Nacional del Federalismo y del Desarrollo Municipal.

Y lo mismo pasó con la Ministra plagiaria de tesis, Yazmin Esquivel; con el hijo de Bartlett; con su propio hijo José Ramón y sus nexos con proveedores de Pemex; con sus hermanos Pío y Martín (los de los sobrecitos); con su hoy millonaria prima Felipa quien por adjudicación directa ha ganado miles de millones de pesos; con Mario Delgado y sus oscuros nexos con la mafia y el huachicoleo vía el extinto Carmona; con la Guevara en la Conade; con la candidata a gobernadora del Estado de México Delfina Gómez y sus moches en Texcoco, más la desaparición de cientos de millones de pesos en la SEC y así, podemos llenar todo Medios OBSON de casos en los que AMLO perdona a esos corruptos, por pertenecer la gloriosa familia de la 4T.

Así que, cuando me pregunten entonces, ¿de cuál García eres?, afirmaré que soy de los García Cuatrote.

¿QUITAR LA MAÑANERA? 

Algunos intelectuales como Denisse Dresser han pedido que se suspenda la Mañanera, es decir la “rueda de prensa” (cuasi monólogo) del presidente López Obrador, lo cual, a mi punto de vista, sería un despropósito pues, se perdería la oportunidad de guardar para la posteridad, los dislates diarios del Presidente.

Vamos, en la Mañanera y como ejemplo, AMLO confesó que él ordenó la liberación de Ovidio Guzmán en aquél culiacanazo, con lo cual, declara y acepta que violó la ley, esa de la que dijo, también en el mismo espacio, que no le salgan con que la ley es la ley.

Déjenlo en paz, que diga todo lo que tenga que decir, porque el señor no es eterno, y tarde o temprano, cuando menos la historia, lo juzgará y las mañaneras son un arcón de evidencias y una colección de dislates. Que sihorque solo, dirían en mi tierra Huatabampo.

Gracias

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