Becker García

“Nada se le puede dar a un hombre, si no es quitándoselo a otro” Tomás Moro

¿Recuerdan el Echevarriato 1976? ¿Para allá vamos?

Yo era, en ese entonces, un adolescente, pero recuerdo muy bien que seguí, puntual, los acontecimientos de expropiación de tierra en el Valle del Yaqui, lo cual, provocó una debacle económica de la que tardamos (o quizá nunca lo hicimos),en recuperarnos económicamente.

Transcribo una crónica: “El 19 de noviembre de 1976, a punto de concluir su sexenio, el presidente Luis Echeverría Álvarez decretó la expropiación del Valle del Yaqui. La medida, tomada el día anterior pero publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19, indicaba que los terrenos incautados se destinarían a la creación de un nuevo centro de población denominado 16 de septiembre II, el cual quedaría ubicado en los municipios de Bácum y Cajeme, del estado de Sonora, y que la explotación de su superficie se haría de manera colectiva.” 

Luego: ¿qué pasó?. Las tierras fueron repartidas, entre peluqueros, llanteros, mecánicos y demás que, no importa su oficio, sino, los terrible fue no tenían ni idea de la actividad agrícola. Además, al repartir 5 hectáreas por persona, hicieron falta solicitantes y para quedar bien con el Presidente Echeverría, trajeron gente de Oaxaca, Chiapas y de todo el sureste, personas que ni estaban adaptadas al clima, ni tampoco sabían nada sobre el cultivo intensivo.

Una vez tomada la posesión de los campos de cultivo, muchos nuevos ejidos rentaron las tierras y, de lo que habían encontrado, maquinaria e insumos, lo vendieron al mejor postor.

Pronto, la tierra regresó a otros o a sus dueños iniciales vía renta. 

Acudí en ese entonces a una plática, creo que, impartida por Adalberto Rosas, Jaime Miranda y creo, algunas personas de Sinaloa, muy pegadas al Maquío Clouthier.

Cuando llegó el momento de las preguntas y respuestas, la mía fue: ¿Porqué si en Sinaloa existen igual o mayor cantidad de tierras, y en Hermosillo, igual, porqué allá no, acá sí?

La respuesta, medio velada, fue que en Sinaloa se defendieron  con todo desde antes, y en Hermosillo era un enigma.

Luego me lo contó un amigo: Los agricultores de Sinaloa, al enterarse que venían empleados de la Secretaría de la Reforma Agraria para hacer deslindes, ellos tomaron las pistas de los aeropuertos y les impidieron aterrizar. Luego, como ya era final de sexenio del Echevarriato (salvo el del presente AMLO, el peor de la historia), no les dio tiempo de seguir con la ocurrencia de repartir tierras como si fuera Tata Lázaro Cárdenas renacido.

El viernes anterior, AMLO publicó un decreto donde dice que tomará por algún tiempo las vías del ferrocarril del Sur, desde Coatzacoalcos a Agua Blanca, para continuar con el Tren Transístmico en concesión de Grupo México, ese grupo del inefable Germán Larrea.

No lo dijeron, pero hubo dos razones para realizar esta eufemística expropiación, pero, lo cierto es que AMLO, preocupado porque no va a concluir otra de sus obras faraónicas que realiza solamente en el sur de México, se vio en la necesidad de hacerlo. Como no avanzaron con la velocidad propuesta, pues, tomaron lo que ya existe.

Pero también hay otra versión: Ante el gran poder que le ha dado a la Secretaría de la Dfensa Nacional, encabezada con el ya comprobado corrupto general Luís Crescencio Sandoval, (el de los viajes y del departamento de 30 que le costó 9 (y que tampoco puede pagar)), el Secretario de Marina, José Rafael Ojeda, lo apresuró a pasar a su control un negocio de millones de pesos anuales, con lo que esto conlleva si, seguimos en la línea de uno de los gobiernos más corruptos de la historia, donde, salvo Salinas y Peña, el resto palidece, a una intención no declarada de buscar lana para lo que salga.

Y aquí es preciso hacer una reflexión: Si como es y como lo sabemos, en el Valle del Yaqui y del Mayo existe un tipo que desde hace meses promete expropiación y repartición de de tierras, de apellido Mendívil Osorio,  y amparado y solapado por SEDATU y el Gobierno de AMLO que no impone el orden, quiere decir que, en los próximos 500 días que le quedan el loquito habitante de palacio, puede estar preparando el terreno para otra expropiación lo que vendría a partirle la madre a los dos Valles.

Y otra, AMLO, experto en manifestaciones, quema de pozos de Pemex y plantones en Reforma desde sus tiempos de Príista y luego perredista, pues no es un secreto que le tiene miedo a los sinaloenses que tomaron las instalaciones de PEMEX y ya merito iban a tomar los aeropuertos, sabe que eso le provocaría un desmadre y por lo mismo, pues ya mando desactivar el movimiento y ofreció comprar la mitad de las toneladas de maíz producidas en ese estado al precio de 7 mil pesos que ellos piden, pero, de Sonora, no ha dicho ni media palabra.

Es decir, y parafraseándolo, “al diablo los sursonorenses”.

Aguas. 

Gracias

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