Miguel Ángel Vega C. 

Lenia Batres fiel al librito dictado por López Obrador 

Los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) deben ser mujeres u hombres mexicanos, preparados en materia legal, empapados en el articulado de la Constitución, de la que deberán ser defensores y garantes, para aplicarla en la cada uno de los procedimientos y juicios en los que vayan a intervenir, votar, pero sobre todo a definir, con el fin de que la impartición de justicia en nuestro país, sea lo más estrictamente ceñida a nuestras leyes y no haya favoritismos, ni abusos mucho menos excesos en contra de nadie. Pero además algo que de igual manera reviste vital importancia para un ministro, es que su origen debe ser totalmente independiente de filias políticas y partidistas, siempre producto de una selección de un cuerpo colegiado experto en analizar su preparación, sus capacidades, su trayectoria por el Poder Judicial, que conste que se trata de una persona instruida para el desempeño de la alta responsabilidad como impartidora de justicia en la Máxima Tribunal del país. Desgraciadamente en el caso de la nueva ministra LENIA BATRES GUADARRAMA, no tenemos los elementos para acusarla de impreparada en material legal y jurídica, pero sí tenemos todos los elementos, sin lugar a refutas, de que carece de independencia partidista y política, porque es una morenista de hueso colocado y seguidora fiel del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR (¿Cómo confiar en ella?). Lo cual le tumba todo valor para desempeñar el cargo, porque en automático la convierte en una ministra a modo de una corriente política y la coloca lejana de las cualidades de autonomía, imparcialidad e independencia, que debe poseer un ministro. Lo que por obvias razones nos hace pensar que su forma de impartir justicia será tendenciosa siempre a defender a la corriente política a la que le debe el favor de haber llegado al cargo. Y un ministro así, sencillamente no sirve, porque no le es útil al total de los habitantes de la nación, sino solo a la franja de mexicanos de la que proviene, lo cual es tóxico para uno de los tres poderes de la nación como lo es la Suprema Corte. Por eso su mensaje fue tan crítico para la máxima tribuna de país, porque dejó evidencias de que ese discurso se lo dictó el presidente AMLO en la última visita que le hizo a palacio, donde se encerraron a piedra y lodo, días antes de tomar posesión y recibir la toga por parte de la presidente NORMA LUCÍA PIÑA HERNANDEZ, que llevará por 15 años, quien sí ha dado el ejemplo de cuál es el papel de una ministra de ese nivel, porque trabaja defendiendo el contenido de la Constitución y no las ideas de una corriente política, mucho menos de un personaje enfermo de poder, que busca a toda costa mantener el control de los tres poderes de la nación, como ya lo tiene en el Ejecutivo y en el legislativo donde los legisladores de Morena con honrosas excepciones como el senador ALEJANDRO ROJAS DÍAZ DURÁN, se le arrastran a sus pies y votan como borregos las iniciativas que envía sin moverles una coma, sin importarles su contenido por lesivo que sea para los mexicanos. Sin embargo, en la SCJN con Norma Lucía, a la cabeza, no ha podido, ni podrá durante lo que le queda en el sexenio. Por eso el mensaje incendiario que Lenia Batres dirigió a los ministros y a los mexicanos en general durante su toma de posesión, con el que quiso asustarlos con el petate del muerto, todos los que de alguna manera le entendemos un poco a estos menesteres, además de reírnos, sabemos de dónde proviene y qué rumbo lleva, y que jamás busca contribuir a la división de poderes que debe prevalecer en nuestro país. A decir verdad, el mensaje de Lenia, más bien nos transportó a los años 60 y 70, cuando en los gobiernos del PRI, prevalecía la dictadura y una gobernanza con carácter de totalitaria, porque por décadas en las altas esferas de ese partido, se definía quien sería el presidente de la SCJN, quien serían los ministros, quienes serían los candidatos a la Presidencia de la República, si un solo ápice de democracia, a donde lo que vemos pretende regresar el gobierno de la Cuarta Transformación. Por otro lado con ese mensaje debemos entender por qué el presidente está apurado por enviar al Congreso de la Unión y que se le apruebe la iniciativa para que ministros, magistrados y jueces sean electos por el voto ciudadano, lo cual representa una irregularidad total y solo estamos hablando de un mensaje populista como lo acostumbra, toda vez que el pueblo sí podrá estar preparado para elegir democráticamente a gobernadores, alcaldes e incluso al presidente de la república, porque estamos hablando de un voto popular que debe provenir del pueblo, pero, como le decíamos líneas antes, el pueblo no está preparado para elegir a un ministro, porque para ello se tiene que hacer un análisis de su preparación, de su trayectoria y que demuestre que sí sabe de leyes y que conoce a fondo la Constitución, toda vez que esas cualidades no cualquier hijo de vecina las tiene. Y sí, es un gran verdad que muchos han repetido, que al Poder Judicial le hace falta una sacudida porque ciertamente la impartición de justicia en nuestro país anda por la calle de la amargura, toda vez que son demasiados los vicios y la corrupción que prevalece, pero de ninguna manera la forma como pretende hacerlo los de la 4T, es la manera más adecuada de lograrlo, con la que no demuestran que pretendan corregir el cúmulo de deficiencias que padece, sino que dejan entrever intenciones voraces y enfermizas de apoderarse de él para hacerlo a su manera, para en esa forma tener a los tres poderes de la nación sometidos a sus pies, como los tiene DANIEL ORTEGA en Nicaragua (el peor de todos), Cuba, Bolivia, Venezuela y otros países con dictadores tiranos a la cabeza, donde se vive un caos gubernamental que mantiene a las cúpulas del poder en la opulencia y a más del 90 de la población padeciendo la pobreza extrema, convertida en miseria, el abandono e incluso la violencia, que los obligar a huir de sus países, solo llevando consigo lo que pueden llevar en brazos. Para finalizar esta columna sólo nos resta decirle que en este año tan complicado que nos espera en muchos aspectos, como parte de eso, nos falta ver de qué será capaz el presidente AMLO, para ganar a toda costa las elecciones presidenciales, si peligrosamente ya tiene a su favor al Ejército, al que ha privilegiado con miles de millones de pesos para obras, donde la opacidad predomina al ciento por ciento, para tenerlos contentos y además hay pruebas documentadas de que hay zonas del país, donde el crimen organizado está más que listo para intervenir en las elecciones para hacer ganar al candidato que se les indique de las cúpulas del poder, a costa de lo que sea. Dios no agarre confesados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *