Fabiola Navarro/MO
Los narcocorridos o corridos tumbados, tienen un impacto en las emociones de las y los adolescentes, puesto que sus letras normalizan la violencia relacionada con el crimen organizado.
Además, se promueve la violencia contra las mujeres y su cosificación, denigrándolas a solamente objetos sexuales y reduciéndolas a un prototipo de belleza, explicó Nidya Rascón.
“Hacen referencia también a ciertos personajes, que incluso han sido extraditados a Estados Unidos, entonces imaginemos qué puede pensar un joven que no ha madurado, que apenas está formando su identidad”.
“Yo recuerdo que hace unos años, aquí en Cajeme estaba la escuela secundaria nocturna y me tocaba ver alumnos con machete, yo les preguntaba por qué lo hacían me respondían que a ellos no les importaba tener una vida corta, porque se veían influenciados por el sistema, por lo que vivían, por lo que escuchaban”, apuntó la abogada, docente y activista.
Sostuvo, que no solo en el seno familiar se puede prevenir el consumo de música que hacen apología a la violencia, sino que también desde las aulas y para ellos, las y los docentes, pueden implementar estrategias de análisis que fomente un mayor sentido crítico en las nuevas generaciones.
Entre las estrategias, que las y los docentes pueden promover en clase, destacan el análisis de ciertas canciones, con este tipo de narrativa, abundó.