Clara Aragón / MO

A pesar de la sequía que afecta al sur de Sonora, surge un gesto de esperanza: esta semana emergieron dos polillas “cuatro espejos” en el Mariposario Baisebolim Toosa, ubicado en la comisaría de Cócorit.

Se trata de un macho y una hembra que salieron de dos de los 124 capullos donados hace unos días por el artesano yoreme Sahid Vázquez, originario de El Sahuaral, Etchojoa, como parte de un esfuerzo por conservar esta especie en peligro de extinción.

La polilla o mariposa cuatro espejos, reconocida oficialmente como especie en riesgo desde 2018, suele emerger con las primeras lluvias. Sin embargo, este año ya se han registrado ocho nacimientos: seis en febrero, aunque no hubo reproducción entre estas y dos durante esta semana, explica Yahel Estrella Ríos, responsable del mariposario.

Esta especie sale de sus capullos una vez que siente que se encuentran las condiciones de humedad óptimas para que su planta hospedería, el sangregado, tenga follaje suficiente para alimentar a sus orugas.

Verlas desplegar sus alas no solo es un espectáculo visual; es también una afirmación de vida, un recordatorio de que, con cuidado y compromiso, aún es posible acompañar los ciclos naturales y preservar la cultura viva de la región.

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